Villanueva del Trabuco celebra su I Feria de la Trilla

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Muchos vecinos del pueblo y de la comarca se acercaron en la mañana del sábado, algunos para revivir y otros para conocer el trabajo que durante décadas se realizaba en el campo.

Un desayuno típico de la comarca: porra fría, un sombrero para evitar el temido sol de agosto, y una recreación de las labores del campo se convirtieron en la fórmula perfecta para una mañana de feria.

Niños, jóvenes, mayores, todas las generaciones participaban y se acercaban a las dos zonas de trilla donde se realizaba el concurso. El Ayuntamiento de Villanueva del Trabuco junto con la asociación de caballistas han iniciado este concurso que en su primera edición tuvo un gran éxito tanto de participación como de público.

“El objetivo es recordar estas tradiciones tan nuestras pero que por desgracia se han perdido” afirmaba el teniente de alcalde de Villanueva del Trabuco. Además, José Ferrer, vecino muy popular en el pueblo, era el encargado y organizador de este concurso de la trilla. Emocionado por revivir y recordar tantos momentos y a la vez satisfecho porque las nuevas generaciones conozcan de primera mano y participen en algo “tan nuestro”.

Tres caballos, paja, gavilla de trigo, una horca y un rastro eran suficientes para hacer a los presentes retroceder en el tiempo. Acercarse a la tradición, a la historia de tantos jornaleros, a las duras condiciones que se viven en la vida en el campo.

Una recreación perfecta

A las afueras del pueblo se habilitaron dos zonas para el concurso. En una era con su correspondiente gavilla de trigo se podían recrear las condiciones necesarias para trillar. Con la ayuda de tres caballos cada participante tenía que trillar la tierra para posteriormente con ayuda de la horca, aventar. Con esta acción la paja se eleva y el aire se la lleva y solo queda el grano en el suelo. Por último se barre y se aprovecha el grano que queda.

Después del concurso, dónde los ganadores recibieron jamones y vinos. Llegaba la hora del almuerzo con un plato de ‘olla’, un potaje típico de la comarca, que añadía aún más si cabe un componente tradicional para hacer el contexto perfecto.

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