«Violencia, lenguaje y deporte. Deportista famoso; ¿y qué?» por Acilia

Asistimos en los últimos tiempos a un incremento de casos de violencia de género provocada por deportistas de élite, que conlleva un atemperamiento del enjuiciamiento ciudadano, causado por su celeridad como deportistas consagrados con grandes aficiones tras de ellos.

Pistorius pasó de ícono de superación y ejemplo a seguir a asesino. De ser el primer corredor discapacitado en participar en unos Juegos Olímpicos pasó a integrar una lista negra de deportistas que tuvieron un fin trágico, acusados de matar a sus parejas.

O.J. Simpson, estrella del fútbol americano, actor y presentador de TV, pero se hizo conocido a nivel mundial cuando fue acusado de haber apuñalado a su ex esposa Nicole Browm y a su amigo y supuesta pareja de ella.

Carlos Monzón tras ser campeón del mundo, el boxeador argentino, fue condenado por el asesinato de su segunda esposa.

Bruno Fernándes, portero de fútbol, fue acusado en junio del 2010 de la desaparición de una joven modelo de 25 años quien le reclamaba la paternidad de un bebe. Su mejor amigo y cómplice, contó a finales de 2012, que Fernandes le pidió llevar a la joven a una de sus fincas y allí la entregó a otra persona. La joven nunca fue encontrada.

Edwin Valero, Marc Cécillon, Floid Maywether y Mancini, también forman parte de esta terrible nómina. Mike Tyson acusado de violar a una joven de 18 años, junto a Pistorius son quizá los casos que han dado la vuelta al mundo.

En nuestra casa, en nuestro país, tampoco nos libramos de esta lacra, sin ir más lejos nuestra gloriosa “la roja” en su participación reciente en la copa Confederaciones de Brasil ha tenido un gran lío, con la presencia de chicas en las habitaciones de los jugadores a altas horas de la madrugada, si bien este acontecimiento ha sido ligeramente “tapado” por la prensa.

El ex-entrenador de baloncesto Manel Comas, fallecido recientemente, acusado de presuntos delitos continuados de abuso sexual contra dos chicas, “prevaliéndose de la admiración que le profesaban las víctimas y de la diferencia de edad”, según consta en el auto judicial. Rubén Castro, delantero del Betis, ha sido imputado por malos tratos, lesiones y agresión sexual por el juzgado de Violencia sobre la Mujer de Sevilla, que ha decretado también una orden de alejamiento de su expareja y la prohibición de comunicarse con la denunciante. El piloto de motos, Héctor Barberá, fue condenado recientemente a seis meses de prisión y 14 de alejamiento, por una agresión a su pareja, apareciendo ambos con los rostros marcados por esa violencia, en todos los medios de comunicación.

Si es verdad que nuestros jóvenes se mimetizan con las actuaciones de sus ídolos deportivos, menudo futuro inmediato nos espera.

Si a ello unimos que desde el Gobierno Central se están dando señales alarmantes: reduce un 30% el presupuesto destinado a prevenir la violencia de género, presenta un anteproyecto de reforma del Código Penal que posibilita la sustitución de la pena de cárcel al maltratador por una simple multa, modifica penas para que la mayoría de los delitos sean considerados leves y prescriban al año, despenaliza las vejaciones injustas leves y desprotege a los menores al no considerar agravante el maltrato en su presencia. Además eliminan la Educación para la Ciudadanía que enseñaba a rechazar todo tipo de violencia, especialmente la de género, esencial para erradicarla, sustituyéndola por la Religión y permitiendo la educación segregada. En la reforma local acaban con los servicios de atención y apoyo a las víctimas, incluidas las casas de acogida.

El lenguaje, que no es neutral, sobre todo si es el aparecido en los medios de comunicación sobre estos casos, en los que famosos deportistas están implicados, debería ser estrechamente vigilado por nuestros sistemas de defensa de la igualdad de género para que no resulte apología de la violencia. Desde Acilia, denunciaremos cuántas veces sea necesario.