Tras una noche de auténtico pánico vivido por los vecinos de Campillos y Teba que vieron como sus calles en cuestión de minutos se convertían en autenticos ríos que llevaban vehículos y piedras, esta mañana amaneció con imágenes desoladoras. Y es que los cerca de 200 litros en dos horas que llegó a caer en estas zonas no pudo ser soportado por los ríos y arroyos que se desbordaron.
Así desde las 11 de la noche aproximadamente del sábado los vecinos veían como no podían salir de sus casas por las intensas lluvias y como sus calles se iban convirtiendo en arroyos. La noche para muchos fue larga, pues a la crecida del nivel del agua se vino el lodo y el barro que llegó a entrar hasta sus casas. Algunos, como en Teba, además quedaron incomunicados.
Así, mientras los equipos de seguridad se afanaban ayer por abrir las vías de comunicación a estas localidades, los vecinos de las mismas se atabiaron de botas y rastrillos para limpiar las calles y las casas.
En el caso de Campillos, el centro de la población era un barrizal y los vehículos se amontonaban unos tras otros, mientras las grúas no daban a basto para poder sacarlos a todos.
También en Campillos la crecida del agua hizo que parte del muro del colegio La Milagrosa se desprendiera sin causar más daños que los materiales.
El alcalde de Campillos, Francisco Guerrero, que databa la situación de «dantesca» solicitaba los servicios de la Unidad Militar de Emergencia (UME) quienes finalmente en la tarde de ayer se apersonaron en esta localidad para atender la llamada del municipio por los graves desperfectos sufridos. La UME se estableció en Antequera con 85 militares y 35 vehículos. Además, incorporó dos electrobombas y dos turbobombas playa.
En algunos puntos de estos municipios llegó a caer durante la madrugada del domingo cerca de 300 litros.