Hasta tres meses lleva esperando el Ayuntamiento de Antequera, en algunos casos, la llegada de informes de la Consejería de Cultura
de la Junta de Andalucía, que validen la puesta en macha varias actuaciones urbanísticas, cuyo desarrollo ya debería haber comenzado.
Se trata de proyectos correspondientes tanto a inversiones propias del Consistorio como al Programa del Fomento del Empleo Agrario (PROFEA): la rehabilitación de la calle Silla, las mejoras previstas en la subida a la Ermita de la Veracruz desde la barriada La Quinta, la adecuación de una rotonda en la circunvalación norte, como homenaje al Sitio de los Dólmenes, y la construcción de un nuevo mirador junto al Arco de los Gigantes, que llevará el nombre del arqueoastrónomo Michael Hoskin.
En el Consistorio aseguran que pese a las «numerosas comunicaciones y trámites ya realizados» por los técnicos municipales, la Delegación Provincial de la Consejería no ha remitido aún la documentación ni se ha pronunciado al respecto; afectando con ello al retraso del inicio de las obras y, por consiguiente, de la fecha prevista para su conclusión.
Para el primer teniente de alcalde y delegado de Obras y Mantenimiento, José Ramón Carmona, la situación es incomprensible y considera que ya se deberían posponer hasta principios de año “por la imposibilidad de obtener los informes a tiempo para haber acabado las actuaciones”.
Carmona ha recordado este lunes que esta misma situación se vivió con el proyecto de reforma del patio del antiguo hospital de San Juan de Dios -cuyo edificio hoy alberga oficinas municipales-, previsto inicialmente dentro del Programa de Empleo Joven. Sin embargo, «debido a las exigencias de la Junta y los retrasos en los respectivos informes», tuvo que desarrollarse como inversión propia del Ayuntamiento y varios meses más tarde de lo previsto.
El Ayuntamiento también ha lamentado los «inconvenientes» que particulares y promotores de obras vienen sufriendo en los últimos años debido a las exigencias de la Consejería de Cultura. Y es que, si un vecino quiere hacer, por ejemplo, una reforma en un baño, la Administración exige tener su visto bueno «cuando antes no se hacía, influyendo por tanto negativamente también en la promoción de empleo en un aún delicado sector de la construcción», ha señalado Carmona.