Todas las máquinas necesitan un
mantenimiento y los coches no son una
excepción. Al margen de las revisiones
periódicas que marca el fabricante,
nosotros mismo podemos y debemos hacer
unas simples operaciones para garantizar
sobre todo la seguridad y la fiabilidad de
nuestro coche.
1- Neumáticos.
Puede sonar a tópico, pero es una verdad
como un templo que los neumáticos son
el único punto de contacto que tenemos
con el suelo. Y por eso es más importante
vigilarlos muy cerca. Mínimo hay que
revisar presiones una vez al mes, aunque es
mejor cada 15 días, y si la presión siempre
es la correcta, mejor, pero no por ello
demos dejarlo pasar. Ya que estamos con
los neumáticos, no esta de mal revisar la
banda de rodadura (mínimo legal es de 1,6
milímetros).
2- Niveles.
Nuestro vehículo tiene una serie de niveles
de diferentes fluidos que debemos de
revisar de vez en cuando. Lo normal es que
haya un máximo y un mínimo (salvo raras
excepciones). ¿Y qué niveles hay que mirar?
Aceite líquido refrigerante por la salud de
nuestro motor y por nuestra seguridad
revisamos el nivel del líquido de frenos y del
limpiaparabrisas (mejor líquido específico
que agua sola que no limpia o agua con
jabón que estropea la pintura).
3- Escobillas del limpiaparabrisas.
Si las limpiamos un poco cuando se
deterioren, mejorará su función, alarga su
vida útil y ahorrar unos buenos euros. El
secreto es tan fácil como limpiarlas bien
con agua y jabón cada ve que lavamos el
coche, hay que frotar y mancha mucho la
bayeta, pero luego limpian mucho mejor y
duran más.
4- Luces.
Por legalidad pero sobre todo por
seguridad, para ver y que nos vean. Consejo:
conecta varias a la vez para comprobar
que no hagan cosas raras al actuar dos o
tres al mismo tiempo. Lo más cómodo es
hacerlo con ayuda para que alguien pise el
freno mientras tu compruebas. Al cambiar
las bombillas, la parte trasera suele ser
más fácil, en la delantera se complica y es
más sucio. Si son bombillas halógenas no
toques con los dedos la parte del cristal
porque puede provocar que se funda en
poco tiempo.
5- Fugas.
Hasta aquí más o menos, pero esto ya lo hace
menos gente. No está de más agacharse y
echar un vistazo a los bajos del coche en
busca de posibles fugas. Si además revisas
los guardapolvos de las transmisiones en
busca de posible agujeritos por los que se
escape la grasa, mejor que mejor.
6- Amortiguación.
El deterioro progresivo de la amortiguación
hace que pase desapercibido hasta que está
en bastante mal estado (si el conductor no
es muy exigente). Si se frena a la primera,
perfecto, si no, hay que pasar por el taller
que lo revisen. También revisar que no haya
fugas ni costras de suciedad apegotonada
en los amortiguadores es otro punto tener
en cuenta.