Antequera inicia el año con una importante apuesta por el patrimonio de la ciudad. Se trata del arreglo de la cubierta de la Ermita de la Virgen de Espera, Declarada Monumento Nacional, y que constituye la expresión más característica del arte musulmán en la ciudad.

«Estamos en ello, estamos en la preservación, en la conservación y en la rehabilitación del patrimonio histórico de nuestra ciudad, de todos nuestros valores patrimoniales, porque  son un valor indispensable para la buena imagen y para la buena proyección y promoción de la ciudad Antequera», ha destacado el alcalde de la localidad, Manolo Barón, durante la presentación de los trabajos de restauración.

Entre los trabajos realizados, también se encuentra la recuperación del pequeño altar que fue vandalizado hace algunos años pero que se consiguió recuperar y que ha vuelto a ser instalado en el edificio. «Cuando se encontró, muy cerca del lugar, le faltaba un trozo de madera, se tuvo que hacer alguna reparación sobre el original, entonces se ha policromado, se han juntado algunas piezas que le hacían falta y se ha puesto totalmente en actualidad», ha explicado el responsable concejal de Patrimonio Histórico, José Medina Galeote.

La inversión de dichos trabajos la ha asumido el Ayuntamiento de Antequera, siendo el trabajo realizado por los propios técnicos.

«Aquí luce la Virgen de Espera, que está otra vez activa para todas las personas que quieran venir a verla», ha animado el concejal responsable, Medina Galeote.

Sobre la Ermita de la Virgen de Espera

Declarada Monumento Nacional, la ermita data del siglo dieciocho y se le conoce también por ‘Puerta de Málaga’.

Perteneciente al conjunto amurallado de la Medina islámica, la Ermita de la Virgen de Espera es del tipo de pasadizo en recodo. Recuerda, a pesar de sus menores dimensiones, la de la Justicia de la Alhambra Granadina. En su frente principal (de 9,94 metros de anchura) tiene un arco de herradura de ladrillo con alfiz rehundido, creando el típico nicho de compartimentación espacial, tan característico de la arquitectura nazarí. Entre el referido arco y el paño en el que se abre la puerta propiamente dicha, queda un espacio abierto al cielo por el que se arrojaban proyectiles en los momentos de asedio.

La organización interior de la torre, que fue muy trastocada cuando se convirtió en ermita, ha sido recuperada tras la restauración efectuada en 1986; además, se ha descubierto y consolidado el arco de la cara posterior, que durante años estuvo prácticamente enterrado. Sin embargo, y por respeto a la larga tradición mariana del monumento, se ha mantenido el retablito y lienzo de la Virgen de Espera, curiosa pintura de corte manierista en la que teniendo como fondo las murallas de la ciudad se quiere representar libremente a la imagen gótica de la Virgen de la Esperanza de la Colegiata de San Sebastián.