Dentro de las ‘VIII Jornadas Cetreras’ el sábado fue el momento para las competiciones Sky-trial, Altanería con Perro de Muestra y Bajo Vuelo en la ‘Finca la Noria’ de Antequera.

Los más de 200 personas que estuvieron allí tenían todos en común una pasión: la cetrería. Afición que Francisco Ramírez, presidente de ACESUR, definió como “arte” y que consiste en la cría, amaestramiento, cuidado de aves rapaces y la caza con éstas.

Ser cetrero, como explicó José Gómez, dueño de una lechuza que lleva entrenando cuatro años, es “lograr la compenetración total con el ave, entender sus hábitos y que él entienda los tuyos”.

Compenetración que se logra a través del adiestramiento diario. Éste se fundamenta en el control del peso, es decir, el ave es alimentada de forma muy exacta para conseguir que mantenga su peso y el hambre. Logrando que después del vuelo el ave siempre vuelva a la mano de su cetrero porque entiende que es ahí donde va a encontrar su comida. Para que ello es necesario llevar a cabo el llamado adiestramiento con premio que crea una imagen positiva del cetrero en la mente del ave.

Por tanto, la relación entre cetrero y ave es una parte central del adiestramiento. Su trabajo se basa en el “constancia y la dedicación”, añadió Vanesa Ramos, dueña de una azor. Dedicación, constancia y “mucho tiempo” ya que como detalla Félix Paz, dueño también de una azor, tiene que entrenar con ella diariamente y al menos dejarla volar durante dos horas.


Gómez, Ramos y Paz, los tres cetreros coinciden en una misma idea: convertirse en cetrero no es un hobby, ni tener una mascota, pues como dijo Ramos “uno nunca llega a controlar al ave, no es una mascota, él te obedece por hambre no por fidelidad”.

Las jornadas que duraran desde el día 14 al domingo 17 se clausuran mañana después de que todos los asistentes puedan acudir a un almuerzo campero en la finca ‘La Noria’ y de que vean la entrega de premios a los participantes clasificados en las diferentes pruebas.

Mira toda la programación aquí.