El grupo Azucena hace un llamamiento a la ciudadanía para vestirse con el traje antequerano en la próxima ofrenda floral a la Patrona de la ciudad este domingo 4 de junio a las doce

Hay tradiciones que se aplauden fuera de una ciudad, pero que no se valoran todo lo que se merecen en su tierra de origen. Esto es lo que pasa con el fandango y el traje típico antequerano, almas del folklore de Antequera que levantan pasiones más allá de la Peña de los Enamorados, el Torcal y los Dólmenes, pero que no suelen estar muy presentes en el día a día de sus propios paisanos.

Grupo Azucena

Desde la formación de un humilde grupo de baile en el año 1986 hasta su consolidación como asociación oficial entre 1994 y 1995, el grupo Azucena, en honor a la jarra de azucenas del escudo de la ciudad, ha sido el alma máter de la recuperación, permanencia y puesta en valor de este baile típico del siglo XVI que llegó a perderse en la propia ciudad al considerarse “muy provocador”, pero que se mantuvo gracias a que se siguió bailando en los cortijos y en el campo.

Tras un impasse en el tiempo a causa de la ida y venida de miembros, desde hace unos años, más de una veintena de socios han vuelto a tomar las riendas del grupo con el objetivo de seguir enseñando y difundiendo esta gran seña cultural antequerana. Actualmente realizan ensayos semanales, aunque “si tuviéramos más tiempo iríamos recuperando otros bailes que también dominamos como el de Alfarnate, Alhaurín, el vito granadino, la reja, etc.” explica el presidente, Pablo del Campo.

A partir de ahora, van a contar con una sala en el centro cultural Santa Clara para practicar el baile. “Hasta hace tres días hemos estado ensayando en casas de particulares y salones privados de asociaciones o cofradías”, comenta.

Por otro lado, dan visibilidad al traje típico antequerano, aunque su uso no se ha difundido todo lo que quisieran. “Hace un tiempo intentaron modernizar el traje, pero no funcionó. Ni nos gustó a nosotros, ni llegó a calar entre el público”, detalla.

El grupo mantiene una estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Antequera a la hora de participar en actos institucionales o eventos festivos donde suele contar además con el acompañamiento musical de la Rondalla y Coro de la Sociedad Excursionista.

Precisamente, este domingo 4 de junio tienen previsto cooperar en una ofrenda floral a la patrona de la ciudad, la Virgen de los Remedios. Al respecto, el grupo Azucena hace un llamamiento a la ciudadanía para que se vista con el traje antequerano en la próxima ofrenda floral a la Patrona de la ciudad este domingo a las doce. El itinerario será la Plaza de San Sebastián, Infante Don Fernando hasta la iglesia de Los Remedios.

A corto plazo también van a participar en un enciclopedia virtual cultural de la provincia impulsada por la Diputación de Málaga. “Queremos hacer un vídeo para explicar los pasos del fandango, las letras, los compases, etc.”, indica.

En nombre de toda la asociación, del Campo ha hecho un llamamiento a la sociedad antequerana para que “vengan a visitarnos”. “Estamos abiertos a cualquier voluntario y persona que quiera aprender el baile o esté interesado en hacerse un traje”, independientemente de la edad. “Es muy importante conservar nuestras tradiciones porque así recordamos y tenemos presente lo que hacíamos, lo que éramos y nuestras raíces”, concluye.

Fandango antequerano

Según explica del Campo, el fandango antequerano no se caracteriza por el estilo flamenco, sino que es un baile muy pausado, tranquilo y que no requiere de mucho fondo físico. Consta de seis pasos distintos con un estribillo y paseillo entre medias que suelen bailar doce personas, seis hombres y seis mujeres. “Hay un juego de cambio de parejas, es un baile típico de coqueteo, de intentar conquistar a la pareja deseada. Su singularidad es que se canta al toque de almirez, cosa que no vemos en ningún otro baile regional”, detalla.

Traje antequerano/a

Los hombres utilizaban este tipo de trajes en las faenas diarias, mientras que en las mujeres tenían un matiz más festivo. En la actualidad ambos se visten en ferias, romerías, ofrendas, verbenas, etc. “Por la zona hay muchos trajes parecidos, con distintas connotaciones en los pueblos de la comarca, en la Serranía de Ronda, etc. Normalmente este tipo de trajes no se vende en ningún sitio, lo tiene que hacer expresamente un sastre o una costurera”, afirma.

La mujer viste falda y corpiño. La falda y mangas son de seda de colores alegres, rizada a la cintura, con mucho vuelo y a media pierna, adornada con una o dos tiras de encaje ancho negro o beige. El corpiño de terciopelo negro, muy ceñido y con mangas cortas de farolillo y adornadas igualmente con encajes estrechos compañeros a los de la falda. Abrochado con cordones, escote redondo, amplio en la delantera y discreto a la espalda, con faldones que cuelga de la cintura y adornados con botones grandes forrados de seda.

El traje se viste con enaguas y puchos blancos y se complementa con medias de garbanzos de hilo blancas, tejidas a mano. Los zapatos son negros de tacón, con lazos que se entrecruzan a la pierna. La cabeza va adornada con un tocado de encaje sobre claveles, luciendo en el centro un broche de orfebrería típica antequerana , al igual que los pendientes.

El toque final lo pone un camafeo que va anudado al cuello con un lazo de terciopelo negro.

Por su parte, el hombre viste traje de paño en colores discretos, con chaquetilla corta muy ajustada, en los picos de la delantera, en los codos y en la espalda luce sobrepuestos de fieltro a modo de flor de liz. El pantalón es ajustado y corto, con cintura alta. Los botones, tanto de la delantera y bocamangas de la chaqueta como de los bajos del pantalón van adornados con lazos negros y caireles. La camisa blanca de algodón con cubre botones y fajín rojo a la cintura.

Completa el conjunto un pañuelo anudado a la cabeza, a modo de bandolero, y catite negro. Así como botos al tobillo y polainas que se ajustan a la pierna.