El Viernes Santo también estuvo rodeado por la incertidumbre debido a las predicciones meteorológicas que daban un alto porcentaje de lluvia. Ante este riesgo, las cofradías, sobretodo la de Abajo y el Socorro decidieron esperar hasta última hora para tomar la mejor decisión.
Finalmente y ante la llegada de noticias más esperanzadoras las dos primeras estaciones de penitencia finalmente pudieron salir aunque con dos horas de retraso sobre el horario previsto, algo que significó una gran alegría para los penitentes y hermanacos congregados en las iglesias de Jesús y Santo Domingo.
La primera en salir fue la Cofradía de Abajo. Sobre las ocho de la tarde se abrió por fin las puertas del templo y comenzaron a salir las cuatro imágenes titulares de esta hermandad: el Niño Perdido de Jesús, el Dulce Nombre de Jesús Nazareno, el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Paz Coronada. Así, el Dulce Nombre pudo lucir ante sus fieles los nuevos faroles, mientras que la Virgen de la Paz hizo lo propio con su manto azul recientemente restaurado. El Niño Perdido desfiló con la túnica de palma también restaurada.
También ha sido sometido a un proceso de limpieza, conservación y sustitución de tubos deteriorados y piezas dañadas el guión de la Cofradía por el taller del joyero Juan González Hidalgo de Málaga.
La Cofradía de Abajo estuvo todo el tiempo acompañada por la marchas de las bandas Flor entre Espinas de Loja, María Santísima del Amor y de la Paz de Montoro y la Municipal de Casabermeja.
Por su parte, la Cofradía del Socorro también optó finalmente por arriesgar y ante la presencia de cientos de devotos que esperaban a las puertas de la iglesia de Jesús, decidió abrirlas pasadas las ocho de la tarde. Tras ello, salieron poco a poco las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Cruz de Jerusalén y Nuestra Señora del Socorro Coronada, una de las vírgenes más queridas por la ciudad.
Junto a esta hermandad acompañaron las bandas de Guerra (Nuba) el Grupo de Regulares número 52 de Melilla, Dolores Coronada de Álora y Villa de Otura.
De esta manera la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Socorro pudo desfilar con su manto habitual, el cual está siendo restaurado por el malagueño Sebastián Marchante. Una acción que la Cofradía ha acometido pensando en el siguiente año cuando se cumplirán 400 desde su fundación.
Así, este año, aunque las cofradías tuvieron que recortar su tradicional trayecto pudieron realizar su recorrido. Eso sí, no pudieron encontrarse en la plaza de San Sebastián, pero si pudieron correr las ‘Vegas’ ante la gran multitud de personas que volvieron a situarse sobre las cuestas de La Paz y Zapateros.
La última en salir el Viernes Santo como ya es tradicional, fue la Cofradía de la Soledad, que el pasado año no pudo realizar su estación de penitencia debido al riesgo de lluvia. En esta ocasión, si pudo realizar su estación de penitencia a la hora prevista de las diez de la noche.
Y es a partir de esa hora cuando se abren las puertas de la iglesia del Carmen y Antequera se oscurece para la llegada del Cristo Yacente y su madre Nuestra Señora de la Soledad. La hermandad pudo incorporar además este año, la imagen del muñidor, que recuerda a las primitivas procesiones de silencio que tenían lugar en Antequera, figura que el pasado año no se pudo ver, al suspenderse la estación de penitencia.
Tras el tañer de la esquila del muñidor, el tambor ronco y rezo del Santo Rosario acompañaban la figura del Cristo Yacente, imagen que este año fue sometida a un proceso de restauración en el taller municipal de Marisa Olmedo y que se encuentra dentro de una urna de época rococó.
Junto a la Virgen de la Soledad acompañó la capilla musical. Así, ya sin el riesgo de lluvia la Cofradía de la Soledad culminó este Viernes Santo marcado en Antequera por la incertidumbre, aunque finalmente pudo vivir este día grande de la Semana de Pasión antequerana con gran devoción.