En un contexto lleno de emoción por la llegada de la Real Feria de Agosto, Antequera se transformó en el epicentro de una arraigada tradición al recibir la anual misa y romería en honor al Señor de la Verónica. Este significativo evento, que tuvo lugar el pasado sábado 19 de agosto, congregó a la comunidad en un cálido abrazo de devoción y camaradería. La icónica Plaza de Toros asumió el papel principal en esta festividad.
Con su aura imponente y su rica historia, el espacio se convirtió en un santuario de encuentro espiritual. La jornada culminó en un momento de recogimiento cuando, a las ocho de la tarde, el patio de caballos se convirtió en testigo de una solemne misa. Las melodiosas voces del Coro Rociero D’Arte añadieron una dimensión de emotividad a la experiencia, tocando los corazones de los asistentes.
Al finalizar la misa, se erigió un instante de gratitud y reconocimiento. Los devotos y colaboradores, quienes dedicaron su tiempo y esfuerzo a mantener viva esta tradición, fueron honrados con la entrega de las emblemáticas medallas del Señor de la Verónica. Este gesto simbolizó la apreciación de la comunidad por su constante dedicación. La festividad continuó su curso con el ritual de la romería, un viaje que atravesó Antequera en un profundo acto de fe y unión.
El punto de partida fue el patio de caballos en la Plaza de Toros, un lugar impregnado de historia y simbolismo. A partir de allí, los peregrinos se encaminaron a través de los serenos Jardines de Tito Pepe, cuya belleza natural y significado histórico enriquecieron el recorrido.
La procesión continuó por la Avenida Periodista Ángel Guerrero y la carretera de Sevilla, rutas que se convirtieron en senderos de fe y reflexión. En resumen, la romería en honor al Señor de la Verónica no solo celebra el pasado, sino que también forja el camino hacia el futuro. A través de la devoción y la tradición, los antequeranos y todos aquellos que se animan a acompañar al Señor cada año en la festividad encuentra un espacio de unión y celebración.
Este evento anual, tejido en la historia de la región, ilumina el camino hacia la continuidad y la conexión espiritual entre las generaciones venideras. Así, otro año más, las calles de Antequera y el enclave de la Verónica se llenó de especial fe, sentimiento y devoción en un día único que se convierte cada año en el preludio de la Real Feria de agosto que tendrá lugar del 23 al 28 de agosto.