Pabellón polideportivo

“Aquí solo hay que venir de visita y solo hoy”, asegura Emilio Liceras, uno de los primeros vecinos de Archidona que este martes esperaba a las puertas del recién inaugurado centro penitenciario Málaga II para conocer cómo es por dentro la prisión. Él como otros tantos de vecinos se apuntaron a la jornada de puertas abiertas que durante dos días celebró el centro y que atiende la petición hecha al Ministerio por parte del Ayuntamiento. Una visita de una hora de duración en la que los ciudadanos se hacen una idea de cómo es el día a día de un preso. Desde que se levanta en su celda, que en esta prisión tipo han pasado de once a catorce metros cuadrados (equipada con dos camas litera, dos escritorios y un baño) hasta que comienza sus tareas diarias, eso siempre que sea seleccionado, según su perfil, por los responsables del centro. Precisamente, las celdas es lo que más ha impactado a los vecinos. “Los baños y ducha no tienen puerta ni están cerrados”, comentan sorprendidos.

Celdas dobles

Así, en su visita por los módulos han podido ver todos sus departamentos, comenzando por la zona de ocio. Una gran sala de estar con televisión, futbolín o mesa de ping pong. Desde ahí, los presos pueden hacer algunas de las diez llamadas al mes a las que tienen derecho y que se administra con su propia tarjeta en la que se le ingresa el dinero que recibe por alguno de los trabajos remunerados que hay en la prisión y que los convierten en peluqueros, cocineros, lavanderos, panaderos o dependientes del economato en el tiempo que están privados de libertad.

Zona de ocio y comedor

Éste último espacio, también en esta zona del pabellón, es donde los presos pueden comprar y vender artículos como tabaco. Porque en esta «miniciudad», como la denomina la subdirectora de la prisión en la visita, y cuyo objetivo principal es la reinserción para que no vuelvan a delinquir, cada uno tiene sus tareas y más del 80 por ciento del funcionamiento del centro dependen de los internos desde la limpieza a la elaboración de las comidas diarias, ayudado por un cocinero externo. Algo que sorprende a Mari Carmen Gallego mientras recorre la gran panadería o lavandería de la prisión, reconoce que lo que está viendo nada tiene que ver con las películas. “Ya nos habían dicho en el pueblo lo bien que estaba por dentro la cárcel, pero es sorprendente las instalaciones”, explica.

La cárcel, un pequeño pueblo de más de 100.000 metros cuadrados que podrá albergar en un año y medio aproximadamente, según explicó el Secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, en la inauguración del centro el pasado lunes, a más de mil presos que se reparten en doce módulos residenciales, divididos por perfiles, con zonas comunes en las que sí se reúnen pero solo para hacer actividades deportivas o de formación como los talleres ocupacionales, de música o informática. Todo ello, en el pabellón sociocultural que sí es común a toda la prisión y que cuenta con un gran anfiteatro y polideportivo que también se ven en la visita.

Sala de Música

Igual ocurre con el pequeño hospital donde hay varias salas de consulta especializada como odontología, ginecología, o radiología. “Tienen algunas instalaciones que son mejores que en el pueblo”, dice José Palacios, jubilado y vecino de Archidona, sorprendido de que esté visitando una cárcel al lado de su municipio. La seguridad del centro también importa y mucho a los vecinos. Una cárcel sin torre de vigilancia, destacan algunos visitantes, porque en Málaga II todo se hace por un control central que supervisa además los subcontroles en cada módulo. “Quizá al principio no fue tan bien recibida la idea pero ahora han comprendido que puede aportar cosas positivas”, explica la alcaldesa, Mercedes Montero.

Teatro

La cárcel se pondrá en marcha en apenas dos semanas con los primeros presos, momento en que comenzará de verdad a andar una de las prisiones más modernas de España a solo diez kilómetros de unos vecinos que han aceptado su llegada con la esperanza de que “sea bueno para la localidad”.

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