Como cada año, y ya van 168 años con éste, cuando llega la
Real Feria de Agosto de Antequera vuelve a lucir el bello arte del toreo en
nuestro coso taurino, joya de la arquitectura del S XIX. Carteles completos y
bien armados, iban a ser fiel reflejo de nuestra inmensa historia taurina en la
ciudad.

Tres cuartos de plaza bien pasados y un calor de justicia,
aguardaban al comienzo del primero de los dos festejos, en este caso el de
rejones, donde se lidiaban toros de Sánchez y Sánchez y que tuvo como grandes
triunfadores a Ventura con tres orejas y el rabo, y a Romero con dos orejas.
Por orden, el primer y tercer astado fueron para el portugués Rui Fernández,
que puso gran empeño sobre el ruedo en su primera faena, pero que no encontró
suerte con el nivel del primer toro, aunque si obtuvo recompensa con el segundo
de su tanda, recibiendo una oreja. Continuó el maestro Ventura, que volvió a
dar una clase magistral de toreo a caballo, poniendo en pie a la afición
taurina antequerana al grito unísono de «torero, torero» durante el
segundo de su tanda, que fue con el alcanzó el triunfo de la tarde taurina en
nuestro coso, ya que desde el principio de dicha faena con la «garrocha»
demostró por qué Antequera y Ventura son una relación de amor eterno. Y por
último, un ovacionado Romero que trató desde el primer instante ganar la
batalla en una lucha titánica entre maestros, en el que por momentos parecía
que torero, caballo y toro bailaban uno de los mejores vals en la antigua
Viena, lo cual le llevó a salir junto a Ventura por la «Puerta
Grande» por su demostración de corazón, garra y arte.