Hace solo 20 años se manejaba la idea de que había sido levantado durante la Edad del Cobre, un periodo casi mil años posterior al que ahora ha sido fijado

El dolmen de Menga de Antequera fue construido entre los años 3.800 y 3.600 antes de nuestra era. Esta es la fecha más ‘verosímil’ que arroja el libro ‘Dolmen de Menga. Intervención de 2005-2006’, coordinado por el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, Leonardo García Sanjuán, y publicado recientemente por la editorial de la Universidad hispalense y la editorial Almuzara.

La época de construcción Menga ha bailado con frecuencia, pues hasta principios del siglo XXI se pensaba que el recinto fue levantado en la Edad del Cobre, hace unos 5.000 años, mientras que la tesis recientes fueron adelantando su origen pero sin mucha certeza.

Entre los resultados de este estudio, García Sanjuán resalta que ha sido posible «fijar por fin la fecha de construcción» del enclave «con una alta certidumbre científica». «Hasta ahora teníamos algunos indicios buenos, pero con este estudio de las muestras recogidas en la excavación de 2005 y 2006, al fin tenemos una fecha muy verosímil y muy creíble», enfatiza, detallando que para ello los investigadores se han servido de «varios métodos distintos de datación», como el radiocarbono o la luminiscencia por estimulación óptica.

Los resultados de estos trabajos, así, reflejan que el dolmen de Menga fue construido entre los años 3.800 y 3.600 antes de nuestra era, una información «crucial» porque para la ciencia, según García Sanjuán, «poner el dolmen de Menga en su tiempo era una prioridad de primer orden». Se trata, según sus palabras, de «un gran avance» en el conocimiento de esta emblemática construcción megalítica, porque «hace sólo 20 años se manejaba la idea» de que el dolmen de Menga había sido levantado durante la Edad del Cobre, en un periodo «casi mil años posterior» al que ahora ha sido fijado.

Pero esta datación, según precisa el coordinador de este estudio, «plantea toda una nueva serie de cuestiones«, pues no consta que en el mencionado arco temporal hubiese en el sur de la Península Ibérica «ningún monumento megalítico que se aproxime en complejidad al dolmen de Menga», lo que irremediablemente suscita la interrogante del origen de los «conocimientos de ingeniería y arquitectura» usados por los constructores de un monumento de tan «extraordinario» porte.

En este sentido, han planteado las hipótesis de que los conocimientos necesarios para su erección derivasen de la experiencia previa en la instalación de menhires o de información cosechada gracias a «contactos interregionales» con poblaciones de otras zonas de Europa.

Sobre el libro

El volumen en cuestión, según explica a Europa Press el profesor Leonardo García Sanjuán, consta de 486 páginas divididas en 16 capítulos, que contienen un «amplio estudio multidisciplinar de todo el registro arqueológico» cosechado en las excavaciones acometidas entre octubre de 2005 y febrero de 2006 en este imponente monumento megalítico, buque insignia de los Dólmenes de Antequera,  junto a las construcciones megalíticas de Viera y El Romeral. El enclave fue declarado Patrimonio Mundial en 2016 y es indiscutible referente del megalitismo en Andalucía y en toda España.