Desafío extremo por Antonio García Mendoza

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El pasado viernes, los demócratas de éste país asistíamos atónitos al mayor atentado sufrido por la Constitución, que todos los españoles nos dimos de forma consensuada y donde buscábamos el progreso y avance de España y los españoles.

El “suicida” Mas, complaciendo a su “muleta” Junqueras, anunció la convocatoria de un referéndum ilegal para abordar la independencia de Cataluña. La primera pregunta que propone es “¿Quiere usted que Cataluña se convierta en un Estado?” y la segunda, “¿Quiere que este Estado sea independiente: si o no?”.

A lo que me surgen dos cuestiones, ¿A estos señores no les preocupa la división y daño que están realizando a la región? y ¿Cómo pagarían el hipotético proceso independentista? Tales cuestiones tienen amplia, pero no complicada respuesta. Pero, lo que no me cabe duda alguna es que éste proceso está abriendo una brecha muy importante y que no hace ningún bien ni a Cataluña, ni a España.

A diario observamos como ésta serie de personajes, nombrados anteriormente, “atentan” de forma continua a la Constitución, a la Democracia y a los ciudadanos. Un día descalifican a los ciudadanos de ciertas regiones, otro día cambian o se inventan la historia, o también podemos ver como atentan hacia nuestras instituciones y símbolos, y como no, “bailan” de forma interesada las cifras para engañar al catalán de a pie y así, hasta un largo etcétera.

Pero si enormes son los “atentados” anteriormente descritos, monumentales son las incógnitas que despierta un hipotético proceso independentista. Claro está, que la fractura social y cultural que abriría sería irreparable entre los catalanes. Pero además del elemento de tal gravedad descrito, se crearía una situación económica insostenible, de quiebra. Fuera de España y por tanto de Europa, con la huída de las grandes empresas y sin las ayudas del Estado, ¿cómo piensan pagar las pensiones y el desempleo o invertir hacer avanzar a la región?

En definitiva, creo que estos señores llenos de insensatez, no son conscientes del daño que están realizando a Cataluña y a los catalanes. Los demócratas no podemos permitir que dos inconscientes echen a la “caldera” el trabajo de todos durante treinta y cinco años por un “capricho” o por crear una “cortina de humo” a la ineficaz gestión de la crisis en la región. Sabemos que no conseguirán el si del catalán de pie de celebrarse dicho referéndum, por lo que todos los demócratas y constitucionalistas españoles debemos demostrar que somos seres racionales y con una capacidad ilimitada de diálogo y de consenso para solucionar cualquier discrepancia, porque creemos en la unidad de España como la única vía para progresar y avanzar como sociedad.

Antonio García Mendoza