La ciudad se llenó de fervor y emoción desde primera hora, cuando se celebró la misa de peregrinos en honor al Señor

En un día marcado por la devoción y la tradición, Antequera vivió una jornada memorable con la procesión del Cristo de la Salud y de las Aguas, su venerado patrón. La ciudad se llenó de fervor y emoción desde las primeras horas de la mañana, cuando se celebró la misa de peregrinos en honor al Señor.

La iglesia estaba abarrotada, y la Coral Ciudad de Antequera, bajo la magistral dirección de Manuel Ruiz Campos, ofreció un repertorio que elevó el espíritu de los presentes.

Uno de los momentos más destacados de la ceremonia fue el ofertorio, donde se interpretó un aria como presentación de la obra musical ‘Misa al Señor de la Salud y de las Aguas’. Esta obra, que está siendo compuesta por José Molina Comino con textos de Manuel Jesús Barón Ríos, promete ser un hito en la música sacra y su estreno está previsto para 2025. La interpretación estuvo a cargo del solista José Pascual Ruiz, cuya voz resonó con fuerza y emoción, y del pianista Antonio José Henares Ordoñez, cuyas notas añadieron un toque de sublime belleza al acto.

Al caer la tarde, el Cristo de la Salud y de las Aguas inició su recorrido procesional. La imagen, llevada con devoción y esmero por los costaleros, avanzó entre una multitud que llenaba las calles, ansiosa por ver a su patrón.

Este año, la procesión tuvo un aire especial de nostalgia y respeto a las tradiciones de antaño, ya que recuperó la escolta de la Policía Local de Antequera. Dos agentes, en uniforme de gala, abrieron paso al trono, rememorando aquellos tiempos del siglo XIX cuando la policía de la época desempeñaba el mismo papel en la procesión.

El acompañamiento musical de la Banda ‘Maestro Paco Tenorio’ de Arriate añadió una dimensión sonora conmovedora al evento. Sus interpretaciones, cuidadas y sentidas, acompañaron el paso del Cristo por las calles. Las notas de marchas procesionales se mezclaban con los murmullos de plegarias y los susurros de devoción, creando una atmósfera de profundo recogimiento.

La procesión transcurrió sin incidentes, bajo un cielo despejado que parecía bendecir el camino del Cristo de la Salud y de las Aguas hasta el regreso a su templo.

El recorrido fue: calle Niña de Antequera, plaza del Carmen, Cuesta de los Rojas, plaza de las Descalzas, Calzada, Diego Ponce, Cantareros, San Luis, Infante, plaza de San Sebastián, Cuesta Zapateros, Viento, Caldereros, plaza del Portichuelo y bajada hasta llegar a la iglesia de San Juan.