Dicen que con la magia de la Navidad, todo es posible. Los sueños se cumplen y las ilusiones florecen. Aparece el niño que todos llevamos dentro y eso nos hace felices, nos hace vivir.

Este es el caso de José Carlos Capella, un hombre que ha reflejado sus sueños en el escaparate de su tienda, llenando de magia e ilusión las calles de Antequera en esta época Navideña. El color rojo y los destellos dorados es lo que caracteriza su composición, que refleja el ambiente y la vida del circo, algo que le apasiona desde pequeño. “Me gusta todo lo que tiene que ver con la vida del circo y el estilo más vintage, es algo que me llama la atención. Además, aún conservo un álbum de ‘Dumbo’ de mi padre y su ambientación es algo que siempre me ha gustado”.

Cuando las cosas se hacen con pasión, el resultado no puede ser otro. Ahora sí, las noches en vela y las largas horas recreando escenas en su cabeza han merecido la pena. “Por las mañanas me despertaba a las seis de la mañana, llevo desde agosto implicado en este proyecto. Cuando algo se hace con ilusión el resultado es magnífico, que le haya gustado a la gente es lo más importante”.

Además, no se trata de una escenografía sin más, vacía. Su escaparate, que refleja los 50 años del esfuerzo de esta familia,  está lleno de vida y es que, tal y como José relata, cada muñeco lleva un trocito de su alma, personificación de todo aquel que ha sido importante en su vida y que le ha ayudado a hacer de esta quimera, una realidad. “Todas las figuras son un reflejo de gente que es importante para mí. Por ejemplo, el presentador se llama Walter en honor a un amigo mío, que siempre me ha apoyado y me ha transmitido su imaginación”. En este gran circo de la ilusión también hay lugar para su mascota, a quién él considera una parte fundamental de su vida y que queda escenificado bajo el manto del ‘Sol’, el payaso de la escenografía.

El reciclaje también ha sido un aspecto esencial en la elaboración del escaparate, de hecho, la tarima que sostiene la escenificación está elaborada con palés que ha reutilizado de la mercancía que llega a la tienda. Además, la estructura está elaborada con cartón pintado, formando un engranaje de objetos reciclados.

Por si fuera poco, este gran circo de la ilusión, nunca mejor dicho, tiene un fondo social muy importante. En un principio, José pensó en quedarse las figuras una vez se pusiera fin a la Navidad, sin embargo, ha decidido alegrar un poco más estas fechas a aquellas personas más desfavorecidas, subastando las figuras y donando lo recaudado a Cáritas. “Cáritas colabora y ayuda a muchísima gente, si nosotros podemos aportar también nuestro granito de arena, mejor”.

Los vecinos de Antequera, cómo no podía ser de otra forma, han acogido con gran cariño la iniciativa de José, que cuenta con orgullo y emoción lo mucho que esto ha significado para él. “Ha sido espectacular. Me han llegado felicitaciones de gente de diferentes puntos de España e incluso del extranjero. Es algo increíble”.

Este es el reflejo de la ilusión de un niño que creció y pudo materializar y convertir su sueño en una realidad. No es la simple historia de un escaparate, es la historia de alguien que luchó y lo consiguió, el real ejemplo de que se pueden hacer grandes cosas con aquello más simple, solo hace falta corazón y ganas.

La Navidad se encuentra en el alma de cada persona, en la ilusión con la que hacemos las cosas y en cómo dedicamos aquello que somos a los demás. Esta no es la simple historia de un escaparate, es la historia de alguien que luchó y lo consiguió, de alguien que ha dedicado su alma a hacernos ver que la Navidad se encuentra en las buenas acciones y en los recuerdos de aquellas personas que nos han hecho ser quienes somos.