La crónica
negra es una auténtica fuente de ideas para películas de temática criminal, y
El Patrón es buena prueba de ello. El filme argentino recoge los hechos
acontecidos en torno a un carnicero analfabeto y su tiránico jefe, quien se
encargó de hacerle la vida imposible al trabajador hasta llegar al dramático
desenlace en el que el carnicero acabó con la vida de su patrón.

Como ya
ocurría en la novela Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García
Márquez, desde el primer momento sabemos cómo va a terminar la historia, pero
no las razones por las que ocurre lo que ocurre. De hecho, El Patrón comparte
también un punto en común con la película Perros de Paja, de Sam Peckinpah,
mostrándonos a un personaje absolutamente sumiso y que rehúye del conflicto,
pero que poco a poco se verá someto a una situación de estrés cada mayor que le
hará perder los estribos.
La película,
magníficamente interpretada por todo su reparto, se mueve entre dos líneas
temporales, la que corresponde a la etapa laboral del protagonista, y la que
transcurre después, ya en la cárcel y con un abogado luchando porque el acusado
reciba la condena más justa. Esto, sumado a una historia de las que atrapan y
un ritmo que no decae jamás, convierten a El Patrón en una película
terriblemente entretenida pese a la sordidez de lo que cuenta.
Obviamente la
película está pensada para que el espectador empatice al cien por cien con el
protagonista, aunque sea un asesino, debido a que las condiciones laborales a
las que estaba sometido por su jefe eran sencillamente inhumanas y abusivas,
rozando la esclavitud pura y dura. Con esto no digo que lo que hizo fuera lo
correcto, pero tampoco lo acusaré de ser malvado, ya que quien realmente
provocó la reacción homicida fue el jefe tras mucho tiempo de abuso y maltrato.
La película,
además de como relato criminal, funciona como muestra de los trapicheos y la
picaresca de ciertos negocios (una carnicería en este caso), los cuales
inventan métodos verdaderamente efectivos para vender productos en mal estado
sin que nadie se dé cuenta. Todo vale con tal de enriquecerse un poco más. Esto
queda representado en la figura del patrón, un hombre déspota al que sólo le
preocupa ganar más dinero aunque sea a costa de vender carne podrida, enfermar
a sus clientes y esclavizar a sus empleados.
En definitiva,
una película notable y angustiosa que no dejará indiferente a nadie.
TRAILER

https://www.youtube.com/watch?v=h2eV-cSMpIU

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