Javier Godoy, junto a su madre, Carmen Navarro.

Javier Godoy, el niño de Campillos de apenas cuatro años que sufría Síndrome Nefrótico Congénito Finlandés, una enfermedad rara, ha fallecido a su corta edad debido a la patología que arrastraba prácticamente desde su nacimiento y que le había obligado a pasar largos periodos hospitalizado.

La familia luchó hace varios meses para que el pequeño contará con un monitor que cubriera sus necesidades a tiempo completo en el colegio Manzano Jiménez, de manera que pudiera asistir al centro educativo. Por ello, abrieron una petición en la plataforma digital Change.org que rápidamente obtuvo más casi 37.000 firmas digitales.

Durante primeras semanas de escolarización, Javier llevó a cabo un proceso de adaptación en el que solo acudió al colegio algunas horas hasta conocer su evolución. Fue su propia madre, Carmen Navarro, la que asesoró a la monitora para que ésta pudiera desarrollar su trabajo de la mejor forma posible junto al alumno.

En este sentido, el menor necesitaba un cuidado integral, pues era preciso hidratarlo cada treinta minutos, ya que presentaba pérdidas de apetito y sed; tomaba un biberón de forma mecanizada; solía vomitar con facilidad; contaba con dificultades en lo referido a su psicomotricidad, a la vez que no tenía desarrollados reflejos ni estabilidad; y, al tomar un anticoagulante, cualquier golpe que recibiera necesitaba atención urgente, ya que los hematomas eran frecuentes.

Además, la enfermedad obligaba a Javier a tomar gran cantidad de medicinas y a recibir diálisis todas las noches. Gracias a ello, el niño había conseguido andar, aunque siempre necesitaba ayuda para sostenerse, pues debido a la enfermedad no presentaba una musculatura muy desarrollada.

Cientos de ciudadanos despidieron ayer a Javier Godoy y trasladaron sus condolencias a los familiares y amigos. Entre los más afectados, sus compañeros del colegio Manzano Jiménez del municipio, quienes guardaron un minuto de silencio en memoria del pequeño.

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