El Colegio Público «León Motta» ha celebrado este martes 10 de marzo una nueva actividad para celebrar su Centenario, con una conferencia pronunciada por Gerardo García Sobrino, bajo el título «Sentimientos por un Colegio: León Motta». La cita se llevó a cabo en el salón de actos de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, que se llenó para escuchar a quien fuera profesor del Centro durante casi cuatro décadas.

Antes de la charla, dio la bienvenida a los presentes el vicedirector de la Real Academia, José Escalante, que dijo que García Sobrino puede contar “muchas cosas de esos inicios de la Educación” en Antequera. Desde entonces, “han cambiado mucho las cosas en esta sociedad y en los sistemas educativos”.

Por su parte, la directora del Colegio, María Ángeles Reina, se encargó de presentar al profesor, dando algunas “pinceladas de su vida”, como ese primer destino que tuvo en Alameda antes de llegar al centro antequerano. Igualmente, recordó que es Hijo Adoptivo de la Ciudad, destacando su “perseverancia” en su labor como profesional de la enseñanza, así como sus “extraordinarias e innovadoras clases”.

Gerardo García Sobrino habló de su nombramiento como profesor del Colegio León Motta “allá por el año 1972”. Un centro en el que entró como definitivo “el 1 de septiembre de 1973, permaneciendo en él hasta mi jubilación el 31 de agosto de 2010”, dijo. No pasó por alto “recuerdos y vivencias”, que para él son “imborrables e imposibles de condensar”. Habló de sus comienzos, adquiriendo su experiencia en la primera ubicación del Colegio en la calle Obispo, con unos “duros inicios”.

También quiso recordar las míticas excursiones con sus alumnos. Nombró a antiguos profesores y directores, con especial mención a Agustín Muñoz de la Vega, nombre que recibe la actual AMPA. Confesó su pasión preparando las clases: “Me llegó a amanecer en mi Colegio”. También, cómo no, tuvo palabras de agradecimiento para “el gran amor de mi vida”, su mujer y compañera de trabajo Milagros Montenegro.

El profesor repasó el año en el edificio del Colegio Romero Robledo ante las malas condiciones de las instalaciones del León Motta en Obispo. Entre sus recuerdos, habló del paso a la Avenida de la Estación, la inicial falta de material en ese nuevo edificio y su día a día hasta la jubilación en el Colegio que ha marcado su vida.