Las vitaminas participan en el crecimiento y desarrollo del esqueleto y la musculatura, en los procesos de transformación y aprovechamiento de macronutrientes.

También se encargan del mantenimiento de la visión, coagulación sanguínea, sistema digestivo, nervioso, inmunológico, producción del ADN y mucho más.

¿Qué es una vitamina?

La etimología de la palabra vitamina contribuye a la explicación de por qué estas sustancias resultan tan esenciales para la existencia. Proviene del latín ‘vita’ que significa vida.

Mantener una buena dosis de energía cada día y durante todo el año o aumentar nuestras defensas inmunológicas depende de ellas.

Las vitaminas son sustancias orgánicas sin valor energético pero esenciales para el organismo. El cuerpo humano no suele producirlas por sí solo, por lo que su ingesta dietética es fundamental. A través de múltiples mecanismos las vitaminas desempeñan muchas funciones que contribuyen al buen funcionamiento del cuerpo humano.

Las vitaminas se pueden producir sintéticamente. Tienen la misma estructura química que sus contrapartes naturales y por lo tanto tienen el mismo efecto. Cuando las vitaminas se agregan artificialmente a los alimentos, a éstos se los denomina alimentos fortificados. También se pueden tomar las necesarias, eligiendo en  la variedad de complementos que existen.

¿Cuáles son las vitaminas más importantes?

Vitamina A (retinol o betacaroteno): Juega un papel fundamental para conservar la buena salud de la visión, la renovación de las células de la piel y el sistema inmunitario.

Vitaminas B1, B2, B3, B5, B6 y B8: Están involucradas en la producción de energía, ya que participan en la transformación de las proteínas, los lípidos y los carbohidratos que comemos, un proceso que libera energía.

Vitamina B9 o ácido fólico: Interviene en la división celular. Es una vitamina muy importante para la mujer, puesto que muchas deben tomar complementos de esta vitamina durante el embarazo para prevenir una gran variedad de problemas.

Vitamina B12: También está involucrada en la división celular como la B9 y contribuye al buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso. Las vitaminas B9 y B12 participan en la formación de glóbulos rojos.

Vitamina C: Tiene propiedades antioxidantes que ayudan a combatir y retrasar el envejecimiento celular. Promueve la cicatrización, fortalece dientes y huesos, y fomenta el aumento de las defensas inmunológicas.

Vitamina D: Esta es una vitamina absolutamente esencial, que interviene en la fijación del calcio y, por tanto, resulta imprescindible para mantener los huesos fuertes y sanos. Su deficiencia durante la infancia puede provocar varias afecciones. En la tercera edad se aconseja su consumo para evitar la osteoporosis y otras enfermedades óseas y articulares.

Vitamina E: Participa en la protección de las membranas celulares y, por lo tanto, ayuda a retrasar el envejecimiento de la piel. Pero además tiene propiedades antioxidantes, por lo que juega un gran papel a la hora de limitar la oxidación del colesterol en la sangre, uno de los principales factores de riesgo para la formación de placas ateroscleróticas, que causan muchas enfermedades cardiovasculares.

Vitamina K: Interviene principalmente en el proceso de coagulación. Pero también participa en la mineralización ósea y el crecimiento celular.