En las afueras de la ciudad de Antequera, entre los Dólmenes y el polígono industrial, se encuentra uno de los pilares de la educación pública de la mitad norte de la provincia. Se trata del Instituto de Enseñanza Secundaria Pintor José María Fernandez, conocido por muchos vecinos como ‘el instituto de los pueblos’ y que este año ha alcanzado su récord de alumnos con casi 900 jóvenes matriculados.

Tal calificativo responde a la procedencia de la mayoría de sus alumnos, sobre todo, en el tramo de bachillerato. Jóvenes llegados desde Alameda, Cuevas de San Marcos, Campillos o Fuente de Piedra, entre muchos otros, reciben formación en este centro educativo desde el año 1981.

Manuel Infante es profesor de Latín y director del instituto desde hace casi diez años. Mientras pasea por el complejo educativo, que recientemente ha crecido con la ampliación del ‘Jardín del Pintor’, espacio de ocio construído sobre unas ruinas romanas, comenta que el José María Fernández, como se le conoce en Antequera y su comarca, ha sufrido en los últimos años una renovación integral, tanto por fuera como a nivel interno, destacando el proceso de informatización de todas las aulas y los variados progamas a los que el centro está adscrito.

Entre su oferta, en la que se encuentra toda la enseñanza secundaria obligatoria y el bachillerato, destacan el aula de atención a jóvenes con discapacidades, el programa de cualificación profesional, y tres grados formativos, uno medio de Gestión Administrativa y dos superiores, de Administración y Finanzas y de Educación Infantil, este último con una gran demanda, siendo el único presente en la mitad norte de la provincia.

Diversas ampliaciones de zonas de aparcamiento, nuevos espacios naturales, obras que han mejorado la conexión entre edificios, así como adaptaciones contra barreras arquitectónicas hacen que el instituto Pintor José María Fernández de Antequera sea a día de hoy un centro actualizado y maduro, cuna de numerosas generaciones de toda la comarca que han pasado por sus clases y en las que, sin duda, el instituto ha dejado su huella para siempre.

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