La Real Academia de Nobles Artes de Antequera impulsa la primera enciclopedia sobre la historia de Antequera. Seis volúmenes donde se recogerá lo que ha sido el transcurrir de la localidad malagueña desde la prehistoria hasta nuestros días. Como asegura el presidente de esta institución, Bartolomé Ruiz, se trata sin duda del proyecto más ambicioso e importante que desarrollan y con el que rendirán homenaje al anterior presidente fallecido recientemente, Antonio Parejo Barranco, autor de la única historia de Antequera de 1987 publicada hasta el momento.
‘Antequera milenaria, historias de una tierra’ es el título genérico de la obra cuyo primer volumen ya está editado y que saldrá a la luz en este 2014. Dedicado a la prehistoria, está coordinado por el profesor de la Universidad de Sevilla, Leonardo García San Juan, encargado del proyecto general de investigación de los dólmenes de Antequera. «Él incorpora en esta primera edición a especialistas que han trabajado sobre la prehistoria de las llamadas tierras de Antequera que va más allá de lo que conocemos actualmente y engloba a lo que es el norte de la provincia», dice Ruiz.
Tendríamos que remontarnos al siglo XIX a aportaciones historiográficas de los eruditos del momento para hablar de algo parecido, pero no igual, a lo que se plantea ahora por parte de la Academia. Así lo explica su vicepresidente y archivero municipal, José Escalante, quien recuerda que el gran salto cualitativo se da cuando Parejo Barranco apuesta por crear una base científica sobre el conocimiento que hasta el momento había sobre la ciudad y que sigue estando vigente en nuestros días.
La publicación de 1987 es una monografía que sentará ahora las bases, asegura Ruiz, de lo que será la primera gran publicación sobre la historia de Antequera donde se recogerán los estudios de los especialistas que han tenido a la localidad en sus diferentes etapas como centro de su estudio, con una nueva visión y planteamientos con los que conocer más sobre lo que fuimos y somos.
«Así el primer volumen, con más de 400 páginas, abordará las más recientes investigaciones sobre los símbolos de la muerte existentes en los dólmenes, las formaciones sociales del primer milenio, análisis de otros yacimientos prehistóricos y un catálogo monumental del patrimonio de esta era en las tierras de Antequera», dice Bartolomé Ruiz.
El consejo editorial de la ‘Antequera milenaria’ ya se ha reunido para ir fijando un plan de edición que esperan sea dos volúmenes por año.
A pesar de todo, la obra estará siempre abierta a nuevas interpretaciones y su segundo volumen se dedicará a la romanización bajo la dirección de José Beltrán, catedrático de Arqueología de la Universidad de Sevilla y de Manuel Romero, académico y arqueólogo municipal. «Especialmente interesante por la gran cantidad de hallazgos de los últimos años y de los que se han hecho muchas investigaciones dispersas y ahora es el momento de dar orden al panorama historiográfico local», apunta José Escalante.
El tercer volumen se titula ‘Antequera medieval’ y está coordinada por Ángel Galán, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Málaga y el doctor Antonio Vallejo, conservador de patrimonio histórico y académico. El cuarto, ‘La Antequera moderna de 1410-1812’ se le ha encomendado al responsable del departamento de Historia Moderna de la UMA, Juan Jesús Bravo. El quinto, la Antequera contemporánea ha sido encargada a la académica y profesora de la UMA, Mercedes Fernández. Finalmente, el sexto volumen, titulado ‘El arca de la memoria’ está coordinado por José Escalante vicepresidente y responsable del archivo de Antequera donde tratará sobre las fuentes bibliográficas de la historia de Antequera e incluirá además un memorial de determinadas personas que han dejado huella en ella por su actividad, lo que antes se llamaba hijos ilustres.
Una edición a color que los académicos definen como la gran síntesis de todas las investigaciones parciales que se han hecho en los últimos 25 o 30 años en todas las áreas sobre la historia de Antequera que «nosotros ahora comenzamos a contar pero que ampliarán las generaciones futuras que estudien ese pasado que, por suerte, en esta tierra milenaria conservamos de manera privilegiada».