Los vecinos de los municipios y anejos de la zona se reúnen para celebrar con sus seres queridos la fiesta más cálida del año

Durante este fin de semana, la Fiesta de la Candelaria llena cada rinconcito de los pueblos del corazón de Andalucía. Desafiando al frío, los vecinos de estos pequeños municipios y anejos se reúnen para celebrar con sus seres queridos la fiesta más cálida del año, que conserva el fuego y los favores como sus máximos protagonistas.

Cuenta la leyenda que esta fiesta tuvo su origen en la antigua Roma, donde la procesión de las candelas formaba parte de la fiesta de las Lupercales, sin embargo, hay quien lo asocia con varios hechos narrados en la Biblia; como la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén y la Purificación de la Virgen después del parto.

Bajo esta creencia se celebra la festividad en la localidad de Antequera, donde las Candelarias tienen un gran simbolismo religioso. La Venerable Esclavitud de Nuestra Señora de Los Remedios, patrona de la ciudad, celebra el 5 de febrero la Bendición de las Candelas, que se acompaña de la presentación de los niños nacidos este último año a la patrona y, tras la eucaristía, el tradicional paso bajo el manto de la Virgen.

En la pedanía de Jeva, en el Sur del Torcal, esta tradición está arraigada desde tiempos ancestrales. Durante el año, los vecinos guardan palos y rastrojos para quemar y pedir por sus familiares la noche de las Candelarias. «Yo siempre pido salud por cada persona de mi familia. Por cada rama de olivo, un favor», explica Paca, de 88 años, mientras alza un ramillete.

En su familia, es tradicional colmar esa noche de baile, música, pero, sobre todo, de unidad. «Aunque no nos vemos mucho durante el año, esta noche nos reunimos y celebramos que estamos juntos otro año más».

Baile, música, comida y reuniones que llegan también a otros puntos de la comarca de Antequera. Es el caso de Fuente de Piedra, dónde la quema de ramas de olivo se une a la confección de muñecos con trapos viejos para arrojarlos a las candelas. Además, durante la noche, los vecinos salen a comer los famosos choricitos de la tierra y las sardinas, que se acompañan del cante y el baile a la luz de las candelas. «Las Candelarias no son solo una fiesta más, ayudan a trasladar a los más jóvenes nuestras tradiciones y a vivir y crear recuerdos inolvidables», explica María, vecina del municipio que comenta que nunca se ha perdido la celebración de la Candelaria en el pueblo.

Tampoco se olvida de esta fiesta Sierra de Yeguas. En el pequeño municipio es tradicional reunirse por las barriadas y quemar lo apiñado durante algún tiempo antes, trabajo que suelen realizar con ilusión los vecinos más jóvenes. Al llegar la fiesta, con todo preparado, los mayores compran todo tipo de chacinas para poder asarlas en el fuego, avivando la madrugada comiendo y bebiendo.

Lugareños y visitantes aprovechan esta festividad para acercarse y disfrutar en las candelas que se realizan en los diferentes enclaves de la ciudad de los Dólmenes, participando de las tradiciones junto a amigos y familiares que no dudan en ser partícipes de esta fiesta tan ancestral como arraigada entre municipios. «Esto es algo que hay que vivir. No dejemos que nuestras tradiciones mueran y ¡que viva la Candelaria!».