La alegría y la tristeza se mezclaron ayer entre los miembros de la Cofradía del Rescate de Antequera. Los fantasmas de la lluvia, que había hecho acto de presencia durante la mañana y el mediodía del Martes Santo en la cuidad, parecían haber desaparecido y la hermandad inició de manera puntual, a las siete y media de la tarde, su estación de penitencia. La iglesia de la Trinidad se abrió para que las imágenes de Nuestro Padre Jesús del Rescate y de María Santísima de la Piedad realizar su Estación de Penitencia y procesionaran por las calles más emblemáticas de la ciudad del Torcal.
Los hermanacos de esta cofradía, ataviados con traje morado y blanco, mostraban un año más su sobriedad y decisión en cada paso, acompañados por cientos de fieles, nazarenos y decenas de mantillas.
La Virgen de la Piedad encabezaba el cortejo procesional, siendo ésta una circunstancia única en la Semana Santa de Antequera. 74 hermanacos, entre ellos tres mujeres, portaron a la titular del Rescate con ilusión y sentimiento. Circunstancia especial fue la de una familia, conformada por seis hermanos, un hijo y dos primos, que compartieron trono en el día de ayer.
La sagrada imagen de la Virgen estrenó en este Martes Santo de 2016 un escapulario diseñado por Ángel Sarmiento, mientras que en su mano llevó un pañuelo inglés del siglo XIX realizado en punto de duquesa y procedente de Londres. Asimismo, la Piedad contó por primera vez en su procesión con un rosario plata y azul, obsequio de la Junta Joven, y con la saya blanca que estrenó con motivo del 50 aniversario de su salida procesional el pasado 15 de agosto.
Cerrando el cortejo, el Moreno de la Cruz Blanca levantaba devoción entre los presentes. 50 hermanacos, que van heredando su puesto de padres a hijos, mecían el paso para elevar la túnica del Señor del Rescate, nueva y aún sin bordar, con un corte diferente. Una imagen única y la más significativa del Martes Santo antequerano.
Sin embargo, apenas habiendo recorrido las primeras calles previstas en el itinerario, la lluvia hizo acto de presencia en torno a las nueve de la noche. La meteorología no permitió que la cofradía hiciera su entrada en la carrera oficial, por lo que el cortejo procesional tuvo que recortar su camino para dirigirse con paso acelerado y entre los vítores de los devotos hacia su barrio, el de la Trinidad.
Antequeranos y visitantes se quedaron sin poder disfrutar del majestuoso encuentro al llegar a la Cruz Blanca, aunque no dudaron en acompañar a las sagradas imágenes hasta el interior de su templo.
En torno a las diez de la noche y aún con el acompañamiento incesante de la Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Cruz de Almogía y la Asociación Musical San Isidro Labrador de Churriana, las imágenes de Nuestro Padre Jesús del Rescate y la Virgen de la Piedad se acercaron a las puertas de la iglesia de la Trinidad, templo donde permanecerán hasta el Martes Santo de 2017, en el que esperan que el cielo les permita realizar su estación de penitencia con total normalidad.

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