Jesús Orando en el Huerto en su encierro en la Iglesia de San Agustín

Cuando apenas quedaban unos minutos para las nueve de la noche, mientras la Cofradía de la Pollinica transcurría con normalidad su recorrido procesional por las calles de Antequera, cuando comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia.

La Cofradía de la Pollinica tuvo que acortar el recorrido y dirigirse inmediatamente hacia su templo para proteger sus enseres y a sus sagrados titulares. A medida que los minutos fueron pasando, la lluvia cada vez cobró más protagonismo y las imágenes tuvieron que ser cubiertas por plásticos de grandes dimensiones. Sus hermanacos, entre lágrimas, llegaban portando a hombros sus sagrados titulares hasta la puerta de la Iglesia de San Agustín. Un triste final para este Domingo de Ramos Antequerano, que esperemos que no se vuelva a repetir el resto de días venideros.

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