La reconocida artista francesa, afincada en Humilladero, expone sus obras escultóricas hasta el próximo 24 de mayo en la Sala FIAP de la Casa de la Cultura de la ciudad

El arte es algo que conecta y crea redes inseparables e imperdibles. La artista Nena Hildegarde es ejemplo de la transversalidad de aquello que abarca mucho más de lo que se puede llegar a ver. Su simpatía, carisma, y esa delicadeza que la caracteriza y que plasma en cada una de sus obras la han llevado a ser reconocida en diferentes partes del mundo.

Originaria de Francia pero arraigada en el municipio de Humilladero, Hildegarde es una enamorada empedernida de todo el entorno que la rodea, siendo capaz de ver magia en aquello que suele pasar desapercibido, lo cual no duda en plasmar en sus esculturas. “Mi arte nace del mundo, de todos los países donde he vivido, de Francia, de España, de África, de América Latina, Chile…En todos lados se puede encontrar arte”.

Ahora, su cuna artística se ubica en el pequeño pueblo malagueño, del que guarda miles de recuerdos que, de cierta forma, la han llevado a ser quién es hoy. “Mi madre era española y siempre que veníamos aquí la veía inmensamente feliz. En 2001 volví a Fuengirola pero no la reconocí, entonces me dijeron que para volver a encontrar la España de mi infancia tenía que volver a las tierras de los pequeños pueblos y Humilladero representa exactamente eso”.

Sin embargo, sus comienzos no fueron fáciles. Su padre, que era cónsul de Francia, no veía en ese mundo bohemio una forma de vida, por lo que comenzó a estudiar Economía Social, encontrando su libertad al independizarse, momento en el que dejó florecer sus raíces artísticas, que se fueron forjando poco a poco. 

Ese arte, del que han sido testigo las galerías más importantes de Europa y España, llega ahora a Antequera, de la mano de la AFA, que ha invitado a la escultora a compartir su exposición dentro de los ‘40 Años de Imágenes’ de la fototeca del reconocido colectivo imagen. “Poco a poco Antequera acoge más galerías y concursos para los artistas emergentes y así se les da visibilidad. Es una ciudad muy cultural y eso también se percibe en su gente, que aprecia las huellas del pasado

La muestra, compuesta por casi una veintena de esculturas forjadas en mármol y bronce, simboliza a la mujer en el trabajo, pudiéndose observar a través de ellas diferentes escenas de la vida cotidiana. Además, también se ubican otras piezas que nacen del amor de la autora por las antiguas civilizaciones. 

Entre sus favoritas, según detalla, se encuentra un caballito etrusco. “Me encanta esta civilización porque aún no sabemos leer sus escrituras y no la llegamos a conocer profundamente”, explica. “De los egipcios  sabemos, al igual que de los griegos, pero a los etruscos no. Nos queda un misterio, lo que la convierte en algo asombroso”. 

El flamenco de mar es otra de las piezas a las que Nena guarda más cariño. “Es más fácil de llevar que el caballo Etrusco, desde luego”, comenta entre risas.

La magia de sus obras, que ya han pasado por ‘Vents du Sud’ en Nantes, ‘Galerie du Palais Gallien’ en Bordeaux y la Galerie du Colombier’ en París, entre otros rincones de la geografía mundial, llega ahora a Antequera con una exposición que se podrá visitar hasta el próximo 24 de mayo en la Sala FIAP de la Casa de Cultura.

“Espero que nos visiten niños, ancianos y todo aquel que quiera apreciar la magia de las esculturas en mármol y  bronce, que son totalmente diferentes”, anima Nena.