A través del ensayo ‘El pueblo y yo’, Antonio Javier González realiza un recorrido por los pueblos del Sur de España gracias a una investigación «olvidada» del año 1981

Una productora australiana rodó en 1981 un documental sobre la vida en un pueblo del sur de España que, con el paso del tiempo, cayó en el olvido. Así nace ‘El pueblo y yo’, una novela que mezcla la base científica de la documentación, los trampantojos de la memoria y los entramados de la ficción relatados de forma delicada y con la perspectiva de Antonio Javier González, un gaditano enamorado del centro de Andalucía.

Fue en diciembre del año 2018 cuando Antonio comenzó a perseguir el “hilo azaroso” del documental, reconstruyendo la asombrosa historia de su rodaje y el mundo rural de hace cuarenta años. “Durante todo el proceso de investigación los acontecimientos se concatenaron de una manera tan mágica que me pareció egoísta que esta historia maravillosa y única sólo pudiera disfrutarla yo”, explica el autor. 

La investigación lo atrajo hasta Mollina, tierra natal de su padre y a la que siempre tuvo un especial cariño. “Aunque nací en San Fernando y siempre he vivido bajo la luz apremiante de la Bahía, mi padre era mollinato y como dijo un crítico literario a propósito de ‘El pueblo y yo’, todos tenemos un Pueblo en nuestra memoria y el mio es Mollina”, explica Antonio con cariño.

El autor recuerda con melancolía los agostos de su infancia y adolescencia paseando por las calles de la localidad malagueña, cuna de su amor por las letras, que se forjaría en la feria del libro de la localidad. Todo ello ligado a su pasión por la escritura y la investigación lo llevarían a sembrar la semilla de ‘El pueblo y yo’ y a hacer un extenso recorrido por sus orígenes. “Voy donde me reclaman y aprecian la memoria de lo rural. Presenté una propuesta al Centro Andaluz de las Letras que espero que algún día contesten y que pueda facilitar estar en todos estos pueblos y ciudades donde la lectura sigue siendo un bastión”, explica.

A través de este ensayo con pinceladas “cervantinas” el autor incluye una historia dentro de otra, al estilo de una novela. “Creo que el objetivo inicial de dar a conocer al gran público, con rigor, una historia maravillosa de dos realizadores australianos que vienen a España a rodar un documental educativo para chavales de la Antípoda; ése, está conseguido. Otros objetivos que surgieron por el camino sólo pueden ser valorado por los lectores”.

Camino de una tercera edición, ‘El pueblo y yo’ muestra con una pautada tenacidad un “proceso de inculturación” que se enriquece poco a poco, hasta abarcar un universo de personas, anécdotas y experiencias singulares que envuelven al lector y que permite conocer de una manera más personal y profunda la importancia del mundo rural de antaño que se liga  al actual.

Con todo ello, Antonio pretende mostrar y hacer entender que “la esencia está depositada en frascos pequeños”. “Nuestro país tiene un problema de enfoque y de escala. Todo se analiza con ojos urbanos (enfoque) y todo se aplica con mediciones de gran Ciudad (escala)”, explica añadiendo que “El mundo rural necesita, imperiosamente, de un empoderamiento que ya está llegando pero que es muy lento. La demografía es su guadaña y deberíamos dejarnos de adjetivarla tanto para pasar a los sustantivos, a la acción”, concluye con emoción el investigador. 

Antes que cualquier cosa,Antonio es un lector inquieto y poco canónico. A esa base que se cimentó en la infancia le sumó, casi sin querer, una titulación en Biblioteconomía que nunca ejerció, una licenciatura en Historia que le ayudó a tener un método de trabajo y un Doctorado en Artes y Humanidades que lo elevó a dar a conocer en ámbitos académicos temas que no suelen estar en planes de estudio o proyectos de investigación. 

Ahora, el autor de ‘El pueblo y yo’ se dedica a hacer ver a la gente la importancia del mundo rural y de nuestros orígenes, para que no queden en el olvido.