La ciudad de Antequera ya ha cumplido el sueño que venía persiguiendo en los últimos años y que se ha ido haciendo cada vez más palpable conforme se acercaba el momento decisivo. El Sitio de los Dólmenes acaba de ser declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, convirtiéndose de esta manera en el primer bien de la provincia de Málaga en formar parte de la lista indicativa del organismo internacional. También es el primero de esta tipología en ser designado en la Europa continental.
Así lo han decidido los embajadores de los 21 países de todo el mundo que componen el Comité de Patrimonio Mundial presidido por la directora general de asuntos culturales y de promoción internacional del Ministerio turco de Relaciones Exteriores, Lale Ülker, concentrados en el marco de la 40º reunión anual del organismo en Estambul (Turquía).
La candidatura antequerana ha sido debatida en el Instambul Congress Center en noveno lugar, tras ser presentada por un técnico del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés) ante el conjunto de representantes internacionales. 
De esta forma, se cierra un recorrido que tuvo un momento importante en 2014, cuando el Consejo del Patrimonio Histórico Español, reunido en Plasencia (Cáceres), ratificó al Sitio como la única candidatura española para presentar en la lista de la Unesco al año siguiente.
Una vez iniciada la carrera hacia la meta, la comisión evaluadora de ICOMOS, órgano consultivo de la Unesco, encabezada por la arqueóloga Margaret Gowen, analizó en septiembre de 2015 las singularidades de los Dólmenes y su relación con El Torcal y La Peña de los Enamorados, para contrastar su valor como posible Patrimonio Mundial.
Esta visita desembocó en una serie de recomendaciones a las que los responsables de la candidatura dieron respuesta satisfactoriamente, conociéndose el pasado 19 de mayo que ICOMOS daba el visto bueno al expediente, paso prácticamente definitivo para la declaración como Patrimonio Mundial.
Los Dólmenes, por tanto, dan un paso importantísimo para su puesta en valor. Pero aún quedarán cosas por hacer: la reducción de una planta del Museo Dolménico, el desarrollo del Plan Especial para reducir el impacto del polígono sobre el Sitio o la reordenación paisajística del Conjunto Arqueológico.

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