Los trabajadores y usuarios de la residencia antequerana disfrutan de toda una programación de actividades seguras y mantienen su esperanza en la vacuna contra la Covid-19 de cara al nuevo año
Aunque estas Navidades serán las más atípicas y diferentes que hayamos vivido, el espíritu navideño en la residencia San Juan de Dios de Antequera está más presente que nunca tras un año difícil que quedará grabado para siempre en la memoria y corazón de todos, sobre todo en los centros de mayores, uno de los grandes perjudicados por la pandemia.
«No son las Navidades de siempre, pero teníamos muchas ganas de cambiar de aires», se sincera el hermano Luis Valero, quien explica que son diversas las actividades que se han planificado y con las que se han tenido que reinventar conforme a las medidas de seguridad para hacer pasar de la mejor manera posible estas fechas señaladas a los 80 residentes de San Juan de Dios.
Desde la recreación de un Belén viviente, grabación de felicitaciones navideñas para las familias, meriendas con churros y chocolate hasta la realización de algunas salidas a ver las luces de Navidad o hacer rutas por los belenes. Tampoco faltan las fiestas y las cenas de gala los días de Nochebuena y Nochevieja, ni el roscón en el día de Reyes. Aunque este año Sus Majestades Los Reyes Magos no podrán visitar el centro como han venido haciendo en años anteriores, los mayores sí que recibirán sus regalos, más que merecidos por lo valientes y responsables que han sido durante todo este tiempo.
El centro de mayores, que ha incrementado el número de camas, ha seguido recibiendo peticiones de ingreso, produciéndose recientemente una veintena de incorporaciones
Aunque actualmente los usuarios están bien anímicamente y la situación está controlada, Luis confiesa que todos están ya «muy cansados porque son muchos meses y los residentes no han podido salir en absoluto, solo por alguna cuestión médica o urgente», refiriéndose sobre todo a los mayores más independientes que, aunque tenían la costumbre de salir todos los días, desde el pasado mes de marzo no han podido darse su paseo correspondiente fuera del centro.
Además, ha habido momentos de bastante preocupación y pánico en la primera ola de la pandemia «porque tenían que estar confinados en sus habitaciones, no podían salir para nada, lo que se sumaba a todas las informaciones que recibían de los medios de comunicación sobre la dramática situación de las residencias» cuenta Luis.
En un primer momento, la residencia pasó por una época complicada porque un grupo de mayores se vio afectado con el coronavirus. Sin embargo, gracias a la prevención y a que en los primeros días del mes abril se hicieron test PCR a todos los residentes y trabajadores, «cosa que en aquel momento no se hacía prácticamente a nadie», tuvieron la posibilidad de atajar el problema a tiempo.
No obstante, tuvieron que incrementar la plantilla y duplicar el número de enfermeros, aunque ahora mismo son 45 los trabajadores que forman la plantilla habitual del centro.
Más allá del temor, los ingresos de nuevos usuarios en el centro, que ha aumentado el número de camas, han continuado: «Aunque teníamos ciertas dudas y creíamos que los mayores no iban a venir por miedo, siguen llegando solicitudes». De hecho, han sido cerca de una veintena las nuevas incorporaciones.
Una de las cosas buenas es que desde el mes de septiembre el Servicio Andaluz de Salud (SAS) viene realizando los test de antígenos semanalmente a todos los trabajadores de los centros de mayores, como es el caso de San Juan de Dios. Los residentes se sometieron a dos cribados en el mes de septiembre y ahora se lo han hecho 20% del total de usuarios. «Nos está ayudando mucho para estar con cierta tranquilidad» lo que se suma a la esperanza que tienen puesta en la vacuna que llega estos días.