El popular destaca la notable reducción del Período Medio de Pago a Proveedores por parte del Ayuntamiento en 15 días, la mitad de lo que establece la ley, frente a los 548 días cuando gobernaban los socialistas que dejaron una deuda de 35 millones de euros y facturas que pagaban a los dos años.
El Partido Popular ha puesto en valor la bajada del Período Medio de Pago a Proveedores (PMP) por parte del Ayuntamiento de Antequera que se sitúa actualmente en 15,25 días, frente a los 548 días de media hace una década, cuando el Consistorio estaba dirigido por el PSOE antes de la entrada de los populares. «Gracias a la llegada del PP al Gobierno, ha entrado el rigor y el orden a las cuentas municipales» aludiendo a que ahora «pagamos cerca del 50% menos de los días que marca la ley, que lo establece en 30 días», matizó el popular, Antonio Mendoza, destacando además la deuda que han soportado las arcas municipales durante el gobierno socialista. «Un total de 300.000 euros en 2009, 2,4 millones en 2010, 7 millones en 2011 hasta llegar a los 35 millones de deuda que están teniendo que pagar ahora los antequeranos, casi 800 euros por habitante».
También ha hecho referencia a las grandes cifras de paro de entonces «debido a que los proveedores tenían que esperar casi dos años para cobrar una factura, lo que provocaba el cierre de empresas o despido de personal».
Mendoza también se ha referido a la demora a la hora de aprobar los presupuestos. «Hemos llegado a estar cinco meses sin presupuestos, porque se aprobaban en pleno año en curso o con unos presupuestos prorrogados».
Y es que según Mendoza, durante los más de 30 años con el Partido Socialista al frente de Antequera, «se proyectaba la imagen de una ciudad que no pagaba y que debía a sus proveedores, una ciudad desordenada» todo debido a una gestión por parte de un «Ayuntamiento que no estaba comprometido con sus ciudadanos, ni con sus empresas, en definitiva con el empleo».
Según el popular, todo esto acarreó a una mala imagen del Ayuntamiento y la ciudad «a la que se le cerraban todas las puertas allá donde iba».