Neumáticos Antequera nos da unos consejos para evitar las averías más frecuentes que solemos provocar a nuestro vehículo

1.    No tener en cuenta la temperatura del motor al
acelerar…

Cuando el
motor lleva un buen rato apagado y, por tanto, está frío, la mayor parte del
aceite queda depositado en el cárter. Por eso, cuando arrancamos, el propulsor
necesita unos segundos para que el aceite llegue a todos los ‘recovecos’ y,
también, para que éste alcance una mayor temperatura, consiguiendo una mejor
lubricación. Por todo ello, acelerar en exceso con el motor en frío provoca un
mayor desgaste interno del motor.

Recomendamos

Si el
motor está frío, es recomendable esperar unos 10 segundos antes de
comenzar a circular. Después,acelera siempre de forma progresiva,
evitando que el motor supere las 2.700 rpm en los diésel y las 3.500 en los
gasolina.

2.    Mantener pisado el pedal del embrague, como por
ejemplo en un semáforo

Esta mala costumbre provoca un
mayor desgaste del sistema de embrague, pues aunque tengas pisado el pedal a
fondo, siempre se produce cierto rozamiento en sus partes internas, afectando
tanto al disco como, sobre todo, a las piezas que actúan sobre él.

Recomendamos

Dejar el
coche en punto muerto y sin pisar el embrague en esas circunstancias.
Evitarás ese desgaste… y tu pierna izquierda estará más descansada.

3.    Abusar de los frenos en las bajadas prolongadas

Pisar mucho el pedal del freno
puede tener tres consecuencias: aumentar el desgaste de los discos y
pastillas, provocar posibles deformaciones en los discos -algo que generaría
fuertes vibraciones en el volante al frenar- y deteriorar el líquido de frenos

Recomendamos

Utiliza
marchas cortas -por ejemplo, baja en tercera velocidad en vez de en cuarta-
cuando afrontes una bajada prolongada. Además de hacer trabajar menos a los
frenos, tendrás un mayor control sobre el vehículo al tomar las curvas.

4.    Detener el motor ‘de golpe’, después de un
esfuerzo considerable

Ocurre en
los motores turbo. Cuando se rueda por carretera, sobre todo si circulamos a
alta velocidad, el turbo llega a superar los 300ºC con facilidad, en los
diesel, y los 500ºC, en los gasolina. Por eso, si detenemos el motor ‘sin
dejarlo reposar’, el aceite que queda acumulado en él tenderá a carbonizarse,
provocando que el turbo se averíe.

Recomendamos

Después
de haber circulado por carretera, basta con que esperes en torno a un minuto
antes de detener el motor. En ese tiempo, el sistema de refrigeración y la
propia circulación del aceite rebajaran la temperatura del turbo, reduciendo el
riesgo de avería en más de un 90%.

5.    No utilizar el aire acondicionado

El propio
funcionamiento del aire acondicionado asegura una correcta lubricación del
sistema, algo que alarga la vida del compresor y ayuda a reducir el riesgo de
posibles fugas de gas.

Recomendamos

Conecta
el ´aire acondicionado´ al menos una vez cada dos o tres meses durante 10
minutos, da igual que selecciones una temperatura elevada para no pasar
frío dentro del coche en invierno -recuerda que, si llueve, conectar el ´aire´
te ayudará a evitar que las lunas se empañen-.

6.    Subir el coche a un bordillo de más de cinco
centímetros

Debido a
la fuerza que se ejerce contra el propio bordillo, esta maniobra puede afectar
a tres elementos: llanta, rótula y suspensión.

Recomendamos

Evita
subirte a los bordillos -en caso de hacerlo, intenta que sea por la parte de
menor altura- o apoyarte contra ellos al aparcar.

7.    Mantener la mano sobre la palanca de cambios,
aunque no la uses…

Cuando se
lleva la mano apoyada sobre la palanca, se genera un poco de presión sobre los
mecanismos internos de la caja, algo que termina por desgastar y provocar
holguras en sincronizadores, rodamientos… A largo plazo, esto se traduce en
vibraciones, y que las marchas no entren correctamente…

Recomendamos

Poner la mano sobre la palanca
sólo cuando vayas a cambiar de velocidad.
8.   
No frenar lo suficiente antes de pasar por un bache, un badén…
Son
similares a las que se producen por subir bordillos… pero sus efectos son
mayores. Por ejemplo, es fácil que pinches un neumático al pellizcarlo contra
la llanta, que también puede deformarse. Además, los ‘golpes secos’ pueden
generar daños en las rótulas… y, también, en los puntos de anclaje de la
suspensión.

Recomendamos

Pasa
siempre despacio por zonas bacheadas, sobre todo si tu coche
lleva llantas de más de 17″ y no es un todo terreno. Además, intenta
frenar siempre antes de llegar al bache; si lo haces justo al afrontarlo,
´cargarás´ más peso sobre el eje delantero y los daños podrían ser aún mayores.

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