Quisiera saber la historia
de aquel pastor y su rebaño
Y sumiéndome en su memoria,
por su labor meritoria,
recordar aquellos días de aquellos años.

Porque dulces y hermosos fueron
y por tanto que aprendimos,
sabiendo que con amor nacieron
y en la fe crecieron,
porque el corazón lo abrimos.

Y hoy quiero recoger,
de aquel pastor activo,
que supo a mi entender,
de entre lo bueno y malo escoger,
para darnos lo mas positivo.

Como en aquellos momentos de la vida,
cuando un amigo te necesitaba,
no solo quedó prendida,
sino también extendida,
la mano que allí estaba.

Y no debemos obviar,
aquellos días de gloria,
que fueron los que de verdad,
nunca se podrán olvidar,
si los mantenemos en la memoria.

A Don José Amalio me dirijo,
como pastor de nuestro rebaño,
que un día adiós nos dijo
y se alejó del cobijo,
que teníamos desde antaño

Y con un sentir cristiano,
queremos decirte, además,
que teniendo el corazón en la mano
y un amor de hermano…

Sé feliz haciendo feliz a los demás.

Manuel Hidalgo

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