¿Viajes? Con pasaporte Covid. ¿Afluencia de gente en las calles? Sin mascarilla obligatoria. ¿Fiestas? Sin aforo. ¿Cenas familiares? Sin límites de movilidad territorial, parentescos ni unidades convivientes. ¿Comercio y hostelería? Sin horarios. ¿Toque de queda? Salidas sin hora de regreso a casa.

Lo que todas estas situaciones tienen en común es que en cada una de ellas todavía se convive con el coronavirus. No hay normas, pero la sexta ola no entiende de fiestas. El 82% de la población en la comarca de Antequera está vacunada, pero cerca de un 20% todavía no lo está. Esto son más de 20.000 personas expuestas al virus y que exponen a los demás, que, aun teniendo la pauta completa, no son inmunes ni invencibles. Hecho que ha quedado demostrado durante las últimas semanas, cuando los repuntes de positivos están siendo incontrolables.

Gente que se ha vacunado se ha vuelto a contagiar, pero ni que decir tiene que los síntomas suelen ser ínfimos en comparación con estar totalmente desprotegido.

Desde que comenzó la campaña de vacunación a finales del año pasado, ha habido muchas dudas, miedos y revuelo con cada tipo de vacuna. Pero tras la tempestad, llegó la calma, y los datos han venido demostrando la efectividad de las dosis.

Ahora es el turno de los niños. No solo han sido un ejemplo durante toda la pandemia, con un comportamiento ejemplar que en muchos casos ha superado al de los adultos, sino que, ahora que llega la hora de pincharse en el brazo, no dudan.

Aunque muchos aprietan y cierran los ojos cuando ven la aguja acercarse, no huyen. Aguantan porque saben que es bueno, y que así, más pronto que tarde, podrán volver a su vida tal y como la conocían antes de la llegada del virus. A los abrazos y a los besos con sus abuelos o a jugar sin mascarilla con sus amigos en el colegio. Los pequeños siempre han sido los protagonistas de la Navidad, pero este año son el verdadero germen de la esperanza con la llegada de las vacunaciones.

Tal vez no sea la sorpresa que esperaban, pero lo que es cierto es que este año, el regalo nos lo hacen ellos a nosotros. Y por ello, todos deberíamos devolverle el detalle, porque este año, el mejor regalo es vacunarse.