Unos restos de vino hallados en unas cerámicas del dolmen de Menga ha revelado la existencia de prácticas viticultoras que datan de hace más de seis mil años. Así lo revela el libro «Dolmen de Menga. Intervención de 2005-2006», coordinado por el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología, Leonardo García Sanjuán.

Así, algunos de los estudios desarrollados en el libro demuestran que estos restos de cerámica  rescatados entre 2005 y 2006 contenían, además de restos de alimentos, jugo de uva fermentado, algo inesperado para los investigadores.

Este descubrimiento constataría la existencia de  vino en el citado cerro, antes de la construcción del dolmen de Menga. Por lo que todo apunta a que el principio de fermentación de la uva, que es el encargado de producir un caldo con alcohol, ya se manejaba en aquella época.