Dirigida por Hideaki Anno

Sinopsis

Japón amanece con un acontecimiento tan increíble como devastador: un monstruo gigante está arrasando todo a su paso. La situación se complica aún más cuando los científicos descubren que el engendro es un reactor nuclear viviente.

Opinión

El director Hideaki Anno, famoso por ser el artífice del estupendo anime Neon Génesis Evangelion,  ha sido el encargado de realizar esta especie de remake de la famosa película de los cincuenta Japón bajo el terror del monstruo, dándole su particular estilo.

Lo primero que llama la atención es el aspecto de este nuevo Godzilla. Nada tiene que ver con sus predecesores ni con la versión americana, pues se trata de un reinicio desde cero, una vuelta a los orígenes. El Godzilla que vemos aquí es un monstruo con la capacidad de mutar a conveniencia, de modo que conforme avance el metraje irá cambiando de aspecto. También llama la atención su diseño enfermizo y grotesco, aunque si atendemos al origen que aquí se le da al monstruo (un atracón de residuos radiactivos), no es de extrañar que, además del aumento de tamaño, parezca hecho polvo. Tanto es así que incluso se explica que, debido a lo deformada que está su mandíbula, no puede comer de forma normal.

Curiosa la forma de presentar a este mítico monstruo.

También resulta llamativo el planteamiento general de la película. Aunque en un principio podamos pensar que va a tratarse de una cinta de acción con militares, tanques y helicópteros intentando detener al engendro apocalíptico de turno, lo cierto es que la película toma un camino distinto y, a mi juicio, más acertado y original: políticos y funcionarios histéricos corriendo por los pasillos y discutiendo en despachos para hacer frente a una amenaza completamente anormal. La película consigue plasmar de forma realista cómo sería el procedimiento a seguir ante una situación absurda como lo es el ataque de un monstruo colosal.

Las escenas de acción son escasas pero espectaculares, y Godzilla se pasa casi toda la película con pinta de necesitar un veterinario y mucho reposo (aunque paradójicamente sea indestructible), pero cuando el tío se pone serio logra dar miedo e imponer.

La película original de 1954 era una metáfora sobre la bomba atómica, y Shin Godzilla, como buena puesta al día que es, también juega a las metáforas; en este caso la peligrosa central de Fukushima, representada mediante un Godzilla que emite radiación y que, en definitiva, es un reactor nuclear fuera de control.

Al igual que ocurrió con el 11 de Septiembre, que por desgracia sirvió para enseñar al mundo cómo es una demolición descontrolada en mitad de un centro urbano (el cine supo, gracias a esta tragedia, cómo recrear estas catástrofes en pantalla de forma más realista), el tsunami que asoló Japón en 2011 sirve como modelo para plasmar el primer ataque del saurio radioactivo.

Shin Godzilla resulta espectacular, entretenida e incluso frenética, pero sobre todo original y realista.

TRAILER

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