El deporte en ocasiones da vida a reacciones y demostraciones de superación palpables. Lo del Meridiano Antequera en su viaje a Vigo comenzó como una pesadilla y acabó como los grandes e imposibles sueños. Tras patearse en autobús medio país, en un viaje costeado por un grupo de gente que sigue creyendo en este proyecto y con sólo nueve jugadores en el plantel de los que dos eran porteros, la escuadra de Eduardo Izquierdo sacó de lo más profundo de la chistera el mejor de sus trucos y se enfundó un mono de trabajo que fue minando poco a poco la resistencia de un rival que no daba crédito a lo que estaba viendo.

Tras una primera mitad igualada que sólo fue capaz de romper el conjunto de Quique Domínguez, en el tramo final del mismo para irse a vestuarios con ventaja (17-14), en la segunda mitad todo cambió y en un abrir y cerrar de ojos los antequeranos, con una defensa incesante en su esfuerzo de ayudas continuadas y un ataque en el que tanto Lorasque como Alberto Castro, estuvieron especialmente definitorios para, primero neutralizar la desventaja y después para poner tierra de por medio y acabar logrando un triunfo de los que marcan.

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