A sus 78 años, hoy Josefa Campos ha conocido por primera vez a su hermana Remedios de 74 años que descubrió hace apenas seis meses la existencia de familia en Antequera por parte de padre. Su historia, ésta con final feliz, es la misma que aún se repite en muchas casas de España fruto de uno de los capítulos más tristes de nuestra historia reciente, la guerra civil española. “La alegría es inmensa”, asegura Remedios.

Las dos hermanas llevan desde el puente de la Inmaculada contando los días para su encuentro, tras más de 70 años sin saber que existían, la espera ha terminado esta tarde con un gran abrazo rodeadas por el aplauso y emoción de sus familias que desde ahora casi se han duplicado pues Josefa ha tenido nueve hijos y Remedios, tres. “Recuerdo que mi tía me dijo que tenía una hermana, que mi padre había tenido una hija fruto de otro matrimonio pero era muy pequeña y nunca he sabido nada más”, apunta Josefa.

Remedios dice alegre que ahora tiene una hermana, en su caso ha sido hija única y reconoce que siempre ha tenido el gusanillo, así buscando entre los papeles de casa, sus hijos, José Joaquín, Remedios y Francisco, vieron que algo no cuadraba y preguntaron a la única de sus tías que vive aún en Barcelona con 92 años. Así, conocieron la existencia de Josefa, una de las hijas que su abuelo tuvo en Andalucía antes de que tuviera que emigrar por el inicio de la contienda española. “Yo solo vi a mi padre una vez en la cárcel ya no recuerdo mucho más porque tenía seis añitos”, recuerda emocionada Josefa.

Las primeras investigaciones les llevaron hasta la ciudad del Torcal y la Asociación de la Memoria Histórica, incluso llegaron a visitar la localidad en dos ocasiones pero sin obtener más respuestas.

De este modo, hace apenas un mes, y después de mover cielo y tierra, encontraron a uno de los hijos de Josefa y le mandaron un correo electrónico con la información de la que disponían. La respuesta fue inmediata.

Desde entonces Loli y Carmen, hijas de Josefa, y su nuera Isabel, han mantenido un contacto constante con su nueva familia para llegar al día de hoy donde han podido comprobar que físicamente Josefa y Remedios son como dos gotas de agua. “Dicen nuestros hijos que nos parecemos mucho, quizá en los ojillos y la expresión de la cara pero yo tampoco lo noto tanto”, dice Remedios mientras mira a su hermana.

Pero ya tenían una idea de cómo eran, en estas semanas, Josefa y Remedios se han enganchado al teléfono y han hablado de todo, han tenido que contarse toda una vida. “Hemos hablado en varias ocasiones, nos hemos descrito físicamente, hemos hablado sobre los hijos, los nietos, sobre la ciudad”, explican.

Ahora toca aprender nombres, buscar parecidos y contar anécdotas. Mañana, además, Josefa y Remedios participarán en el acto que hay preparado en el cementerio de San Rafael de Málaga dedicado a las víctimas de la guerra y después disfrutarán de un almuerzo con todos sus hijos y nietos.

Las dos reconocen que hoy cierran un capítulo de sus vidas que siempre ha estado en la sombra de los miedos de la guerra. Ahora abren una nueva etapa en el que disfrutar de sus familias que han querido compartir su historia porque saben que no es la única y reconocen que 78 años son demasiados pero a pesar de todo, hoy Josefa y Remedios pueden presumir de haberle ganado el pulso a la Historia.

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