El municipio celebró el fin de semana su tradicional Romería y Peregrinación, congregando a un gran número de fieles

El municipio de Valle de Abdalajís, situado al norte de la comarca del Guadalhorce, celebró durante el fin de semana su tradicional Romería y Peregrinación del Santo Cristo de la Sierra, evento que consiguió congregar en torno a un millar de fieles que mostraron su devoción a una de las imágenes con más historia de la localidad. 

Declarada de Interés Turístico por la Diputación Provincial de Málaga, esta fiesta singular se celebró por primera vez en 1954, organizada por la entonces llamada cofradía del Cristo de la Sierra, coincidiendo con la inauguración de la reconstrucción de la ermita destruida en 1936.

Hasta entonces, han sido muchas las transformaciones que ha experimentado la celebración y que no han podido diluir su esencia principal, la de reunir a fieles y devotos en torno al Bajo Guadalhorce.

La festividad tuvo su inicio el pasado jueves, cuando se celebró la tradicional bajada del Cristo desde la ermita hasta el templo de San Lorenzo, engalanándose el pueblo con palmas y flores. Como ya es tradición, el trono del Cristo fue portado por mujeres del municipio, al son de una banda de tambores, cornetas y un coro romero.

El viernes, cientos de peregrinos provenientes de la capital se abrieron paso por las localidades aledañas de Pizarra y Álora, dónde se llevaron a cabo las respectivas ofrendas florales a la Virgen de Fuensanta y  la Virgen de la Cabeza. Al llegar a Valle de Abdalajís, se realizó una última ofrenda de flores a la Virgen de los Dolores, patrona del municipio.

Dos días de peregrinaje caracterizado por la presencia de un gran número de carrozas, que fueron recibidas por las autoridades y el vecindario de cada uno de los municipios atravesados. 

La guinda del pastel y momento culmen de la jornada llegaría el domingo con la celebración de la festividad Romera en las proximidades del pueblo. La misa dominical de Acción de Gracias atrajo a devotos y curiosos que participaron en uno de los momentos más emotivos de la fiesta, uniendo a todo el pueblo para venerar a su Cristo de la Sierra. 

Posteriormente, tendría lugar la llegada de la comitiva a la residencia de mayores San José de la Montaña y casa natal de Madre Petra, dónde la imagen del titular se encontró con la de la Beata Madre Petra de San José.

La fiesta tuvo su culmen con la subida del Santísimo Cristo de la Sierra a su ermita, que ya reposa y vuelve a hacer guardia de sus montañas hasta la celebración de su día más grande, el próximo año.