Francis Morales, en una acción en la que trata de finaliuzar

La continuidad del sueño que parecía no tener fecha límite seguía ilustrando una semana más la actualidad del Conservas Alsur que ya y sin ir más lejos había en la semana precedente dado alcance al único rival, que hasta la fecha, había mostrado mejores cifras en el inicio liguero que él caso del Alcobendas, otro de sus próximos rivales en casa. Aunque la verdad de todo es que, tras superar la visita del Amenábar, los pupilos de Lorenzo y Darío volvían a jugar en casa y lo hacían en esta oportunidad ante un rival al que también tuvieron enfrente la pasada campaña, eso si, en la división inmediatamente inferior caso del insular Lanzarote que llegaba al «Argüelles», con la capacidad de superación que en esta propia temporada le habían hecho escapar de un mal inicio para convertirse en este momento en un equipo competitivo al máximo y con opciones, prácticamente, a todo. El partido comenzó con iniciativa y dominio antequerano marcando distancias de hasta cuatro goles con una encomiable actitud defensiva que generó dificultades al ataque visitante que cuando pudo estabilizar la desventaja en tres tantos perdía por descalificación a su hombre más determinante caso del portero bielorruso Patotsky que hasta ese momento estaba siendo el jugador más importante de su equipo. A partir de ese momento crecieron los problemas para los insulares en defensa cuando las cifras de Juanma y y el mayor de los Castro se disparaban así como la renta en e l luminoso de los de casa que al descanso dejaban el partido cerrado (15-8).

No mejoró el balance defensivo visitante en la segunda mitad aún y a pesar de que la de su adversario si se mostró algo menos agresiva lo que permitió un intercambio de goles que con el paso de los minutos se convirtió en una nueva demostración de suficiencia antequerana que mostró todo su saber hacer y que hizo rendir cuentas a su adversario que tiró la toalla mucho antes del final. Un 28-16, fue la mayor renta de todo el partido a ocho minutos del final en un encuentro marcado por la superioridad local.

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