Decenas de personas participaron y disfrutaron de la subida de los tronos por Cruz Blanca y Cuesta de Archidona

Trono sobre los hombros y cuesta arriba. Aplausos, gritos de ánimo y silbidos. Decenas de personas corriendo delante de los pasos, agolpados a ambos lados de la calle o viendo tan llamativa escena con expectación desde sus balcones.

La Cofradía del Consuelo y la Cofradía de los Dolores protagonizaron las primeras vegas de la Semana Santa antequerana, un acontecimiento con siglos de tradición. Se dice que, desde los altos cerros de la ciudad, los Sagrados Titulares bendecían los campos de la vega para que lloviese, cosa que conseguían y que a su vez les obligaba a aligerar el paso de regreso a sus templos.

Una costumbre que ha perdurado en el tiempo y que a día de hoy marca la noche del Jueves y Viernes Santo de Antequera como Fiesta de Singularidad Turística Provincial.

La Cofradía del Consuelo partió su estación de penitencia sobre las seis de la tarde desde la iglesia de San Pedro, una salida emotiva en la que cientos de cofrades y devotos arroparon un vez más al Cristo de la Misericordia y a Nuestra Señora del Consuelo durante todo su recorrido.

Uno de los mayores puntos de interés fue el paso entre calles Duranes y Tribuna, cuando se tocó por primera vez una marcha compuesta personalmente por Jesús Sarmiento para el Cristo de la Misericordia, titulada ‘El Hijo Pródigo’ de manos de la Banda de Cornetas y Tambores Entre Azahares de Dos Hermanas, que, junto a la Banda de Música Maestro Alfredo Martos de Linares, puso el toque musical a la procesión que terminó con la vega por Cruz Blanca para su posterior encierro en su templo.

Este año, en torno a una veintena de personas más portaron al Cristo. En total, 90 hermanacos que lucieron túnicas nuevas tras la renovación paulatina de la vestimenta junto al resto del cortejo procesional. En cuanto a estrenos en los tronos, el Cristo exhibió en su cruz nuevas cantoneras de plata bañadas en oro y la Virgen desfiló con la candelería completa de 48 piezas, faroles laterales nuevos y con toda la talla del palio terminada. Además, durante la procesión, se estrenó un nuevo de cinco varas de mando.

El Cristo Atado a la Columna, Jesús del Consuelo y Nuestra Señora de los Dolores Coronada procesionaron desde el Convento de Belén a partir de las seis de la tarde. Realizaron el recorrido habitual, pero en lugar de pasar por Cruz Blanca y calle San Pedro, continuaron por calle Duranes como el año pasado, cuando todavía estaba de obras la calle Infante Don Fernando. La Virgen volvió a lucir su nuevo manto procesional que estrenó el año pasado y estuvo acompañada musicalmente por los sones de la Banda Cruz de Humilladero de Málaga, mientras que la Banda de Cornetas y Tambores Esperanza de Ciudad Rodrigo se estrenó con los Cristos.

El momento culmen de la estación de penitencia fue la vega, un instante único que la cofradía vivió como cada año con los nervios a flor de piel al ver a cientos de personas esperando en Cuesta de Archidona el paso ligero de sus tres tronos que se encararon para despedirse antes del encierro hasta el próximo Jueves Santo.

Esta vez tampoco se produjo el encuentro entre ambas cofradías al llegar a Santiago, una costumbre de las más aclamadas por el pueblo que se remonta a 1977. Se ha intentado mantener, pero desde el año pasado los hermanos consideran “que no es viable” al no ser compatibles sus itinerarios. La última reunión se produjo en 2018, antes de las lluvias y las mascarillas.