Artekira, un negocio familiar unido por el amor al arte cofrade

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Hace 30 años nacía en Antequera una pequeña tienda de bricolaje que pronto se haría con el cariño de los vecinos que frecuentaban el establecimiento en búsqueda de trabajos y enseres de carpintería.

Con el paso del tiempo, el negocio fue creciendo hasta lo que hoy día se conoce como ‘Artekira’, un negocio familiar de bricolaje que se centra en trabajos de arte religioso. De hecho, muchas de las Cofradías de Antequera confían en ellos diferentes elementos para hacer de la Semana Santa una de las más especiales de la provincia.

Y es que, pese a que su trabajo muchas veces pasa desapercibido, tiene un valor incalculable. Así lo explica Cristina González, que recuerda su infancia entre madera, pinceles y travesuras por el taller de su familia. “Prácticamente me crie en el taller y esto me ha gustado de siempre. Este trabajo supone para mí un crecimiento personal”, relata la joven esbozando una sonrisa.

De hecho, uno de los aspectos que más disfruta Cristina del bricolaje cofrade es la libertad que en muchas ocasiones tienen para crear y modelar los enseres. “Cuando un cliente confía en nosotros y nos da rienda suelta para llevar a cabo el proceso creativo es genial”. 

La constante investigación, innovación y constancia para ofrecer el mejor producto han hecho de Artekira un referente en lo que al arte cofrade se refiere. Sin ir más lejos, la empresa ha incentivado una novedosa técnica basada en la elaboración de placas de carey, siendo los únicos a nivel andaluz que la promueven. Método que han utilizado para la elaboración de la cruz que lució este Lunes Santo el Nazareno de la Sangre de la Cofradía de los Estudiantes. “Para nosotros significa mucho ya que mi padre fue presidente de esa Cofradía y yo prácticamente me he criado en ella”, comenta Cristina añadiendo que “al ser una cruz que va a aportar a la imagen a la que tenemos tantísima devoción, eso te marca y te hace muchísima ilusión ”.

Y es que el trabajo de Artekira no se limita únicamente a la Ciudad de los Dólmenes. El taller recibe encargos de diferentes puntos de la periferia nacional, incluso llegando a cruzar el charco para algunos pedidos.  “Hemos hecho algunos trabajos para Los Ángeles e Italia”. De hecho, hace tan solo unos días enviaron una capilla domiciliaria para un monasterio en Roma.

Este eco internacional los llevó hasta Netflix. La plataforma de streaming estadounidense contrató el servicio de la artesanía para realizar un ‘atrezo’. “Nos llamaron y nos dijeron que querían un artículo. Aunque fue una cosa puntual nos hizo muchísima ilusión”. 

Sobre el futuro de la profesión, Cristina explica que, con el auge de las redes sociales, cada vez es más fácil llegar a la gente, lo que ayuda paralelamente al desarrollo del gremio. “Si no llega a ser por internet y las redes sociales muchas de las ventas y de la gente que nos conoce no nos conocería”, expone la joven. 

Ahora, toca pensar en Semana Santa. En los próximos días, Artekira podrá lucir en los diferentes pasos y procesiones muchas de sus obras, poniendo en valor y haciendo partícipes a los demás del arduo trabajo de este tipo de talleres, que contribuyen a hacer de la Semana Santa algo único y especial.