El Centro de Ayuda y Liberación de Alcohólicos (CALA) celebra su trigésimo aniversario en Antequera, y lo hace acogiendo el XVII Concreso Provincial de la Federación Andaluza de Alcohólicos Rehabilitados (FAAR).
A la presentación de este acto acudieron José Luque, teniente alcalde de Familia, Programas Sociales, Educación y Salud, y también Francisco Cruz, presidente de CALA el pasado 15 de febrero, así como la terapeuta Angustias Aguilar y el vicepresidente de CALA y delegado regional de FAAR, Francisco ARANA.
Estas jornadas llevarán como nombre «Prevenir es salud» y se celebrará en el Hotel Antequera Golf del 22 al 24 de febrero.
Francisco Cruz quiso recalcar que la labor de CALA se ha ido remodelando a lo largo de los últimos 30 años, y también tratan otro tipo de adicciones, como la ludopatía o a otro tipo de sustancias y estupefacientes.
El sábado, 23 de febrero, se llevarán a cabo dos ponencias por miembros de CALA: una correrá a cargo de Rosa María Valle Montero, psicóloga, y otra a cargo de Antonio Rodríguez de la Cueva, enfermo de alcoholismo.
Por su parte, la terapeuta Angustias Aguilar quiso señalar que CALA no solamente está abierta al enfermo, sino también a sus familias. «Cuando llegas a CALA, físicamente no eres maltratada, pero sí psicológicamente. No sabes cómo va a llegar el enfermo a casa, y siempre vas justa de dinero. Esto destroza los ánimos. Por eso también pensamos que es fundamental. Estamos para hacer fuerte a la mujer, hacerle ver que si no tiene solución, denuncie, y que si la tiene, que ayude a luchar», aseguró, y además añadió «si el enfermo no quiere venir, pero es tu marido, tú eres libre de venir a CALA sin él. Vas a ser recibida con los brazos abiertos».
Por último intervino Francisco Arana, actual vicepresidente de CALA, quien contó cómo su historia personal y sus problemas con el alcohol fueron el germen de la asociación en Antequera. «Tenía que ir a Málaga todas las semanas, así que mi mujer tomó la inciativa de crear este grupo de apoyo». Además, aseguró que él fue el último en enterarse de su problema «muchas veces mis compañeros me preguntaban si no me estaba pasando con la bebida, y yo decía que no, que yo controlaba. Pero la verdad era otra bien distinta».