La función tendrá lugar el Viernes y el Sábado Santo a partir de las cuatro y media con un precio de 5 euros adultos y 3 para los niños

Carratraca se vuelca un año más en la representación de ‘La Pasión’, que se celebra en un escenario inmejorable, su célebre plaza de toros tipo anfiteatro romano y excavada en la ladera de Sierra Blanquilla, declarada Bien de Interés Cultural.

La escenificación, que se realizó por primera vez en 1963, se desarrollará el Viernes Santo y el Sábado Santo a partir de las cuatro y media de la tarde. Las entradas podrán ser adquiridas en la propia taquilla de la plaza al precio de 5 euros para los adultos y de 3 euros para los niños.

El vicepresidente de Cultura, Educación y Juventud, Manuel López Mestanza, ha presentado el evento junto al alcalde de Carratraca, Antonio Sepúlveda; la delegada provincial de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Gemma del Corral; y un representante de la Asociación de La Pasión de Carratraca, Diego Navarro.

López Mestanza ha incidido en que ‘La Pasión’ de Carratraca reúne muchos alicientes para que, tanto los malagueños, como los visitantes acudan a contemplar y disfrutar de esta representación, como del singular escenario en que se desarrolla y el apoyo, esfuerzo y la generosidad de los vecinos que cada año participan en la escenificación. En esta localidad de unos 700 habitantes, casi 150 personas se involucran en esta obra entre actores, actrices y colaboradores, con la presencia de niños con dos meses hasta personas ya jubiladas.

La obra se divide en cuatro actos que representan, de forma continuada, distintas etapas de la vida de Jesús, desde la entrada triunfal en Jerusalén, pasando por la Oración en el Huerto, Juicio ante Pilatos o Camino hacia al Calvario hasta la Resurrección. Gracias a la acústica del escenario, los actores y actrices no usarán micrófonos, sino que actuarán a viva voz.

Tradición

‘La Pasión’ de Carratraca nació en el año 1963 llevando a escena un auto sacramental titulado ‘El Retablo del Monte Calvario’, cuyo autor, Luis Fernando Ortega, escribió en 1955 y entregó a su amigo Ángel Corbalán, párroco en la localidad, quien lo sacó del interior de la iglesia para hacerlo más popular.