Todo estaba listo en el barrio del Carmen para recibir a su virgen. Son las 20:30 horas y la Banda de Cornetas y Tambores de Antequera espera en la puerta a la salida de su imagen. Veinte minutos después de la hora marcada, la virgen salía de su iglesia acompañada por los vecinos y vecinas del barrio. En la puerta, a la sombra, aguardaba Rosario Galindo, que con sus 75 años nunca ha faltado a su cita con la procesión, aunque reconoce que no se queda a la verbena posterior ya que lo que a ella le interesa es “su virgen del Carmen, de la que es muy devota, y no la comida”.


Por segundo año, vuelve la verbena al barrio, gracias al trabajo de la asociación de vecinos y de la Cofradía de la Soledad. El presidente de la primera, José Mª Morón, reconoce que se ha trabajado mucho, pero que “ya está pensando cómo mejorarla para el año que viene”.

Ni el solano, ni los 30 grados disuadieron a los asistentes. La virgen salió y ante ella los farolillos que decoraban la plaza y las calles, y los vecinos repartidos por la sombra con cámaras en mano para sacar una buena instantánea. Mientras, tras ella la banda cerraba el séquito que procesionaba con ella. Pero bajo ella van sus hermanacos, y entre ellos Miguel Rodríguez (17años), que por segundo año sale con su virgen. Un equipo que paseó a la virgen por su barrio y que Miguel define como lleno «de juventud pero también de experiencia».

No cabe duda de que la Virgen del Carmen inspira una gran devoción entre los antequeranos y buena muestra de ello fue todos lo que se acercaron a verla el sábado. Antonio Pascual, Carlos Montes, ambos de 15 años, y Miguel Rodríguez, éste de 17, admiten que es una «devoción muy grande» por la virgen lo que les anima a participar en la festividad. Ya sea formando parte de la banda, haciendo de hermanaco o simplemente colaborando en la organización.

Tras su recorrido por la Plaza del Carmen, el Colegio, el Arco de los Gigantes, el Rastro, la Cuesta del Viento y la de Zapateros, la Encarnación, las Descalzas y la Cuesta de los Rojas. A las 22:30 la virgen regresó a la Plaza del Carmen y a su iglesia. Ahora tocaba disfrutar de la verbena que, según Luis Moreno, Hermano mayor de la Cofradía de la Soledad, este año esperaba aumentar las más de 500 personas que se pasaron el año pasado, ya que en esta ocasión la barra estuvo desde por la mañana hasta la noche.

El día del 11 julio en el barrio del Carmen fue un cita para la alegría, la ilusión y la devoción alrededor de la virgen. Una cita enmarcada por unas impresionantes vistas de la peña de los enamorados y acompañada por muchas actividades previas y posteriores a la procesión. Una fecha de julio, que como explicó Antonio Jesús Palomo, «recupera la fiesta del barrio que se hacía antes».

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