Dicen que el tiempo lo cura todo. Esta es la frase grabada a fuego en la mente del joven David González Arcas, un antequerano que con tan solo 19 años ha conseguido publicar su primer libro, bajo el título de ‘365 días para escribir’.

La pandemia supuso un antes y un después en la vida de todos y más aún en la de los jóvenes, que sintieron en su piel como sus sueños y esperanzas futuras se paralizaban, dando paso a un periodo de incertidumbre y agonía. Sin embargo, también fue un tiempo de reflexión, de frenar y pensar en lo que realmente queríamos ser y en cómo conseguirlo.

Punto y coma. Así describe este periodo el joven de ‘365 días para escribir’, que ha encandilado a un gran número de lectores con su obra. David relata que un día “cogió un teclado y un ordenador” y comenzó a escribir lo que “nunca jamás sería capaz de decirle a nadie”, encontró una virtud “escondida” dentro de él que, por suerte o por desgracia, “los lloros y malos ánimos sacaron a la luz como único remedio para volver a ser quién era”.

Para David no se trata únicamente de un libro, sino que es una forma de romper con esos muros que no le dejaban ver que hay más allá y presentarse al mundo tal y como es, desnudando sus miedos, esperanzas y pensamientos a través de las páginas. “Este libro me ha ayudado a crecer, a madurar y, sobre todo, a liberarme de todas las malas energías que en un año agónico cree tras la muerte de lo más importante de mi vida”, relata con especial emoción el escritor.

Pese a que el autor nunca había sentido especial apego por el mundo de las letras, decidió que la mejor forma para desahogarse y gritar todo lo que tenía  dentro era a través de unos diarios que, ahora cuenta, nunca pensaría que llegaría a ver la luz. “Nunca tuve una idea fija de acabar sacando un libro”, explica añadiendo que “el hecho de no poder desahogarme con nadie me traía ahogado en mí mismo, por eso decidí liberarme de esta forma”.

Una manera de seguir viviendo, sin olvidar el dolor, pero con la certeza de que todo mejorará. Mediante el libro David expresa lo que un día sintió y lo que le hizo ser quién es, un año después. “Con mi libro quiero ayudar a otras personas que estén pasando un proceso similar al mío y que se puedan sentir identificados a través de una historia muy humana”, detalla el autor, con cuya obra ha querido regalarle una última despedida a su padre y liberarse de esas penas que “le estaban asfixiando”.

Cuando se sufre una pérdida solo quedan dos opciones, quedarse paralizado por el miedo y la melancolía o seguir aprendiendo a vivir esa nueva realidad. Pese a su juventud este joven antequerano se convierte en un ejemplo de madurez literaria y humana. “Quería darle el homenaje que se merecía a mi padre. Lo único que quiero pensar es que él está viviendo este sueño conmigo y lo está disfrutando”.

Un homenaje que se encuentra de forma simbólica en cada una de las partes del libro, empezando por la portada, que otorga el protagonismo al Torcal de Antequera. “Mi padre era fanático de ese sitio por lo que no podía faltar en la portada esa parte fundamental de él, su esencia y tantos recuerdos vividos allí, a su lado”.

La ciudad de Antequera y sus vecinos, que se han volcado para apoyar el libro, están siendo protagonistas y cuna de ese éxito. “Nunca pensé que fuera a tener tanto revuelo y la verdad es que solo tengo palabras de agradecimiento. Además, las grandes críticas que he recibido como las de Antonio Ramos o de varias editoriales nacionales me han hecho querer seguir avanzando en este mundillo”. David cuenta que este apoyo y cariño que ha sentido le están ayudando a “empezar a vivir y ser aquel que era en versión mejorada”, detalla esbozando una sonrisa.

Entre todas las editoriales que le ofrecieron publicar la obra, el joven decidió decantarse por ‘Exlibric’, la editorial de su tierra y a la que está eternamente agradecido. El libro se puede obtener a través del catálogo de la editorial, Amazon y en diferentes papelerías de Antequera. Además, debido a su éxito, pronto se abrirá en diferentes plataformas de venta a través de internet. 

Ahora, ‘365 días para escribir’ no es suyo, sino de todo aquel que se adentre en una realidad tan cruda como cierta, un ejemplo de superación y resiliencia que hoy, más que nunca, prevalece por su presencia.