Los pastores solían llevar al rebaño a unas charcas de agua en lo que hoy se conoce como Carratraca, los animales después de beber se metían en el agua para refrescarse, estos animales llegaban con heridas, llagas o problemas en la piel.
Después del baño en las charcas sus heridas comenzaban a sanar y las heridas desaparecían.

Un ermitaño llamado Juan Camisón, llamado así porque sólo vestía un camisón largo, que vivía cerca de allí vio a los animales beber las aguas y bañarse en ellas y comprobó como sus heridas se curaban, así que decidió hacer lo mismo y descubrió cómo todas sus llagas comenzaron a curarse. 
Agradecido, decidió levantar una ermita bajo la advocación de la Virgen de la Salud y fue pidiendo limosna por la zona para poder mantener la ermita.

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