La Universidad de Málaga, junto con otras entidades académicas andaluzas y del resto de España, ha sido seleccionada para el desarrollo de programas de formación para el empleo de jóvenes con discapacidad intelectual en el marco de la convocatoria de ayudas de ‘Fundación ONCE’ para dicho fin y de acuerdo a la resolución definitiva que acaba de hacerse pública.

La iniciativa, que tiene lugar por tercer año consecutivo, cuenta con el apoyo financiero del Fondo Social Europeo, a través del Programa Operativo de Empleo Juvenil (POEJ), y está dirigida a todas las universidades españolas y centros adscritos.

De esta forma, un centenar de jóvenes andaluces con discapacidad mejorará su perfil profesional para, de esta forma, incorporarse al mercado laboral. El curso conlleva también prácticas laborales en terceras entidades.

El objetivo principal del programa es implicar a las universidades, como agentes decisivos en la inclusión social, en la formación de jóvenes con discapacidad intelectual, cuyo acceso a la educación superior resulta aún insignificante.

Actualmente no hay datos estadísticos de personas con discapacidad intelectual en la educación superior y su presencia se limita a casos aislados. A nivel global, las personas con discapacidad sólo están representadas en un 1,7% en los estudios universitarios de grado y el porcentaje es aún inferior cuando hablamos de estudiantes de máster, posgrados o doctorados.

Solamente entre el 5 y 6% de las personas con discapacidad tienen estudios universitarios hoy en España, a pesar de que la Estrategia Europea 2020 habla de un horizonte del 40%.

En la segunda edición de esta iniciativa participaron un total de 21 universidades, gracias a lo cual 328 jóvenes con discapacidad intelectual pudieron graduarse en los distintos títulos propios que pusieron en marcha las entidades académicas.

Fundación ONCE quiere lograr la inclusión social por medio de la formación y el empleo de las personas con discapacidad. Dentro de este colectivo, los jóvenes con discapacidad intelectual representan un grupo con especiales dificultades de inserción laboral, debido a su bajo nivel formativo, por lo que es precisa la realización de actuaciones concretas para invertir esta situación y mejorar su empleabilidad.

Diversas investigaciones ponen en evidencia que la formación de personas con discapacidad intelectual en el entorno universitario en competencias profesionales generales, contando con una titulación emitida por la universidad, incide positivamente en su inserción laboral en diferentes sectores empresariales y supone un crecimiento mutuo para el alumnado con y sin discapacidad.