La
legionelosis es una enfermedad de declaración obligatoria de origen ambiental y
que se transmite al ser humano por inhalación de aerosoles de agua contaminada
con la bacteria Legionella pneumophila. Presenta un periodo de incubación entre
2-10 días, pudiéndose presentar bajo dos formas clínicas: la neumónica o
“enfermedad del legionario” y la no neumónica o fiebre de Pontiac que se
manifiesta como síndrome febril de pronóstico leve y autolimitante. Suele
afectar principalmente a personas mayores y/o con enfermedades que comprometan
la respuesta inmunitaria. Conviene aclarar que no se trata de una enfemedad
contagiosa.

En el caso de Legionella,
los focos de contaminación que con mayor frecuencia han sido relacionados con
los brotes epidémicos son las instalaciones de suministro de agua y de
acondicionamiento del aire de los edificios en las que se dan las condiciones
óptimas para el desarrollo del agente. Es decir, aquellos sistemas que permiten
su crecimiento y su dispersión al ambiente. Entre ellos se pueden destacar :

Circuitos de distribución de agua caliente sanitaria (grifos, cabezales de
ducha, sifones, tramos ciegos, etc.).

Sistemas de climatización y
torres de refrigeración.

Aguas termales de centros de rehabilitación y
recreo.

Equipos médicos
de aerosolterapia.

Fuentes decorativas.

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