El Molino Blanco cuenta con una amplia variedad de llaves antiguas.
La llave es un instrumento usado para abrir y cerrar cerraduras incorporadas a objetos cuya invención se atribuye a Teodoro de Samos en el siglo VII antes de Cristo. Se cree que las primeras cerraduras estaban en cajas metálicas de gran tamaño que se abrían con llaves de hierro muy pesadas. De hecho tradicionalmente el tamaño de la llave se asociaba a el valor de lo que guardaba la cerradura en cuestión. La gran evolución en los modelos de llaves se produjo en el siglo XIX de donde procede buena parte de la colección del Museo del Molino Blanco de Antequera.