Un país envejecido por Alfonso Pérez

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El Instituto Nacional de Estadística (INE), en un informe reciente, pronostica que un cuarto de la población española será mayor de 65 años dentro de diez años.  El año 2017 el número de muertes superará al de nacimientos. El envejecimiento de la sociedad se unirá a la disminución de la cantidad de habitantes. El flujo migratorio también será deficitario, la crisis actual ha provocado el retorno a sus países de origen de los inmigrantes, incrementando la emigración de nuestros jóvenes más cualificados, en busca de un futuro mejor.

Carecemos de las infraestructuras necesarias para afrontar el reto que se avecina. Antequera cuenta sólo con tres residencias de ancianos. Una privada, ubicada en una antigua casa solariega. Otra pública, enclavada en plena vega, amenaza continuamente por rumores de cierre.  La tercera, a  las afueras, regentada por una asociación religiosa, que apenas puede mantenerse con la aportación de sus internos y necesita de la caridad de los antequeranos para continuar realizando su encomiable labor. Cuando no existía la sociedad del bienestar, los hijos eran un bien.  Se incorporaban al mercado de trabajo acabados los estudios elementales, aportando dinero a la paupérrima economía familiar. Eran el sustento de sus padres cuando envejecían. La cantidad de descendientes era proporcional a la pobreza de sus progenitores. Ahora llegan a la treintena y todavía no se han independizado.  Las mujeres cargaban con el cuidado del hogar, encargándose de los hijos y de los ancianos, menos longevos en aquella época. La masiva incorporación femenina al mercado de trabajo, junto a los cambios anteriores,   ha modificado las relaciones familiar.

Para criar a los nietos se requiere la ayuda de los abuelos, que ya no tienen quien los cuide.  La anterior legislatura se promulgó la ley de dependencia para paliar, en parte, esta carencia. La falta de fondos ha paralizado su aplicación. Cada día hay menos beneficiarios. Nos jubilaremos más tarde, con una pensión de menor cuantía porque hay menos cotizantes. Si continúa esta tendencia demográfica España se convertirá en un país de viejos, que con el tiempo correrá el peligro de acabar despoblada.

Alfonso Pérez

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